Por Constanza Suárez
La última placa de Malcolm McCormick, más conocido como Mac Miller, proyecta varias cosas, que a veces suenan contradictorias, pero que en conjunto logran un álbum sorprendente. Quizás hasta el mejor logrado de su carrera. Un crecimiento palpable.
Las contradicciones no vienen de parte de su música, ni tampoco en que sea un disco poco deseable. Al contrario, es un trabajo conciso, pero si comparamos lo que este disco pretende, con las letras que entrega, el camino se bifurca e incluso confunde. Pero, de alguna manera logran conectarse.
El rapero de Pittsburgh, que ya demuestra un una personalidad creada con propiedad, no juega a definir la femineidad. Como se podría pensar con el título. Ni tampoco aproximase o examinar el feminismo, bajo ningún punto de vista. Lo que es claro. Porque sería algo demasiado complejo a través del lente del rap. Este es un registro conceptual, sobre muchas sutilezas de amor, distancia y la conexión en un intento por comprender el universo en general. Como el mismo Mac Miller refirió: “la energía femenina del planeta”. “Evocando una cita de la novela de ciencia ficción de 1985 de Carl Sagan: “Para criaturas pequeñas como nosotros, la vastedad (del universo) es soportable solo a través del amor “. Nos pone triste, y a la vez ansiosos, saber que nunca comprenderemos toda la historia de la humanidad, ni como ocurren las cosas en el mundo.
A medida que escuchamos las 10 canciones que componen el cuarto disco de Larry Fisherman, podríamos estar desarrollando una cita con nosotros mismos. Porque a ratos, esta placa logra contactarnos, con los otros y con nosotros mismos. Una unidad fuera de lo común. Es que una de las intenciones de esta producción es acortar la brecha entre los individuos.
Podríamos catalogar este como su trabajo más absorbente, porque la madurez de ese chico que juagaba a patear muebles lujosos que conocimos en su debut plano en términos de sonido en Blue Slide Park el 2013, parece desvanecerse lentamente. De hecho ya va quedando muy poco. Aunque aún hay rastros. Una aventura de composiciones bastante ligadas a las emociones y lo que se siente en las fibras más íntimas. El resultado se reduce a algo acogedor.
Una de las cosas que más se agradece de lo que Mac Miller impone con “The Divine Femenine” es que no juega a congraciar a un grupo específico de audiencia. No quiere quedar bien con un grupo específico. No hay ejercicios líricos ni exhibiciones excesivamente elaboradas de estructura y ejecución de versos. De hecho se escucha pocos versos rapeados y más cantados. Lo interesante de este disco, también, es que la madurez responde a una pequeña ayuda de los amigos. Esa superación de un poco de idiotez que ostentaba en los años 2011, 2013, responde a la ayuda de algunos personajes que saben realmente lo que hacen.
Anderson. Paak colabora en la mejor canción que estrena la placa. “Dang!” es un giro brillante y fresco. Un suave ritmo de boogie y funky. Que lo que hace es contagiarnos de fuertes ganas de movernos y una alegría irrefrenable. Al igual que Stay, la influencia reconocible de Chance The Rapper con golpes de jazz impulsado por una suave trompeta. También suena un seguro “We” con Cee Lo Green, “Cinderella” con Ty Dolla Sign, “God is fair, sexy nasty” con King Kendrick Lamar y “Favorite Part” con su novia Ariana Grande. Esta última claramente integra el tinte del pop en la saga y llamativas letras. “Congratulations“, junto a Bilal, es un registro imperdible, simplemente demasiado atrayente para dejarlo pasar. Una propuesta diferente, que reluce nuevos estilos. Una balada suave e intrigante.
Siguiendo un poco lo que había comenzado en “GO: OD AM“, hace dos años, de una fuerte introspección Mac Miller se convierte en un amante suave y agradable. Pero la contradicción es clara. Recientemente en una entrevista Mac Miller explicó lo que el álbum se llamaba así porque es un concepto sobre “la energía del mundo como una energía femenina, la energía del planeta. Y como si eso reflejara el alma de una mujer, y usted sabe, como la Madre Tierra se enamora del universo”. Una buena intención e inspiración detrás de un álbum. Sin embargo, sus letras no logran comunicarlo del todo. Si bien, en términos musicales, es mucho más maduro y conciso, no logra despegar sus letras de la esencia del rap y apegarlo a sus convicciones. Y a ratos hace que se pierda la dulce oportunidad de honrar realmente a su título.