Islandia es el eje de varios acontecimientos musicales que hemos elevado en estas últimas décadas, y de una extraña forma aquellos acontecimientos logran establecer un vínculo más allá de lo terrenal con nuestro país. Sigur Rós llega a reforzar aquel vínculo este 24 de Noviembre, estableciendo un debut que ha sido prolongado por más tiempo del que ninguno ha querido. Sigur Rós es real.
Sus comienzos se trazan al álgido país en un temprano 1994, alineado por los personajes Jón þór Birgisson aka Jónsi, Georg Hólm aka Goggi y Orri Páll Dýrason aka …. Orri. Adquieren su nombre de una manera muy pecualiar, la banda se formó exactamente el mismo día que nació la hermana menor de Jónsi, Sigurrós, el cuales nombre bastante común en Islandia. Sigur Rós escrito de esta manera significaría “rosa de victoria”, en una traducción literal del nombre.
Con aquellas premisas el 97 lanzan “Von” lo que sería su LP debut. “Von” es considerado una de las anomalías de Sigur Rós cuando miramos su discografía con la distancia que tenemos hoy, a 7 producciones de larga duración estrenadas. Aquel debut se arma musicalmente desde el ambient más que del post- rock como se encasilla a la banda, construyendo una atmósfera supernatural que entrelaza pasajes drone con gritos perforadores.
Las capas vocales que ocuparon para construir su primer LP se desarrollaron de una manera más orgánica tan solo dos años más tarde con lo que hoy llamamos un esencial del post-rock como vasto e inestable género, en el sentido de la variada mezcla de bandas que se inscriben a la categoría. “Ágætis byrjun” se impone como una lluvia de elementos del post-rock desde una perspectiva que levanta la esencia de Sigur Rós. Trompetas, trombones y un coro inmaculado componen un álbum orgánico que ayuda a edificar el género que se veía recién comenzado en los noventa, se desplaza como una serenidad apocalíptica hasta glacial que somete al espectador a uno de los más inquietantes sueños despiertos.
La travesía nórdica continuaría con “( )” que atraviesa la Tierra en el año 2002. “( )” como tercer LP se distingue de los anteriores por dos acontecimientos peculiares, el primero se remite a sus vocales principales, las cuales están tocas cantadas en un idioma creado por Jónsi llamado Vonlenska. Vonlenska no sería un verdadero lenguaje debido a su carencia en estructura gramática y significación en sus palabras, aunque justamente aquello es la intención. El idioma es una forma -según la banda- de acercarse en otro plano a la música, utilizar la voz como el instrumento musical que es y abordarlo de otra manera. Aquellos cantos para espectadores como los chilenos que no adquieren el islandés como lengua nativa, es extremadamente similar al islandés, ajustándose así la música a esta peculiar lengua de palabras sin sentido.
La segunda peculiaridad de “( )” son los títulos de sus ocho tracks, aquellos no presentan nombre. Son precisamente ocho temas sin nombre de los cuales solo tenemos el orden en el álbum, y los cuales se presentan en dos grupos principalmente, armando dos momentos emocionales diferentes. Aquella anomalía también constituye el primer álbum con el baterista actual del conjunto islandés, Orri Páll Dýrason.
“Takk…” del 2005 aparece con una belleza muscular que destella todo aquello previamente establecido por Sigur Rós, construyendo su álbum más limpio y directo hasta la fecha. Luego del documental “Heima” su próxima producción fue “Með suð í eyrum við spilum endalaust” se dirige hacia una vertiente en donde sus temas se acortan de una forma más “accesible”, deliberando otra forma de separación de sus contemporáneos en el post-rock.
“Valtari” fue la pieza que encajó en el 2012, imponiendo otra nueva muralla de cuerdas y piano junto a angelicales falsettos construyendo desde percusiones tenues y tremolo pregante. Así se encapsulaba un álbum que no saltaba a conclusiones de manera inmediata, apareciendo como un equilibrio de pasajes que atraviesan lo material y silencios luego de la euforia.
Como contraposición a “Valtari” aparece “Kveikur“, el último álbum que Sigur Rós nos ha destellado. Esta entrega aparece como la antítesis ansiosa de sus previos LPs, dejando que las pulsiones llenaran los segundos por explotar. Intenso y con altos puntos de inflexión, pareciera que este sétimo álbum dejaba a un Sigur Rós con una vuelta hacia el dark ambient. Así se gestionaba la premisa más cercana a este ya lejano 2017.
Calma, euforia, ansiedad, sueños perdidos y momentos intranquilos son tan solo acercamientos a Sigur Rós, una banda que logra su cometido en lo estupefaciente de su narcotizada propuesta. Con aquella atmósfera celestial los islandeses atraviesan 23 años de dulces pasajes glaciales, y las palabras se desharán cuando su debut se torne efectivo. Irónicamente aquel 24 de Noviembre Islandia hará otra conexión mundial, ya que su contemporánea amiga Björk aparecerá con su nuevo material “Utopia”. Sigur Rós es real, y se presentará con los sueños más inquietante que nos atrapan en una dimensión desconocida.