El tránsito entre géneros es algo que le queda bien a Manuel García. Lo ha ejecutado con las raíces folclóricas nacionales, en conexión con el rock en su faceta más contemporánea. Incluso codifica la trova para adecuarla al electropop en un pulcro lenguaje, con la elegancia de seis cuerdas como principal protagonista. Ejecución que ahora expande fronteras, visitando la antigua tradición country norteamericana, una que el mismo compositor ha enlistado dentro de sus principales influencias y que buscará crear una “ruta de la armonía” entre ambos continentes.
Harmony Lane, gestado al noroeste de Estados Unidos, es el título de su sexto trabajo solista. Él se compone de 14 canciones, contando con la colaboración de Jo Lawrry, destacada corista que ha trabajado con Sting y que ahora emulará el característico timbre de Violeta Parra; y Cliff Starkey, experimentado tecladista. “Es una influencia honesta, que no se esconde debajo de la alfombra”, afirma a La Tercera el cantautor. Su lanzamiento se materializará hoy en la noche.
“Esto no nace de un entusiasmo antojadizo o forzado. Con el tiempo me he ido dando cuenta de lo emparentado que está el nacimiento del blues en Estados Unidos, por ejemplo, con el nacimiento de nuestras propias músicas chilenas en los campos. Son las mismas necesidades, las mismas temáticas”, agrega.
Continúa: “Por un lado invité a los músicos a cantar sobre los campos, como en Un hombre, un caballo y una guitarra, que recuerda a Johnny Cash y cuya voz está inspirada en la forma de cantar de Leonard Cohen, a quien tuve la suerte de ver en vivo. Pero además, los implico como artistas a tocar el bolerito Diamante; a cantar un tema sobre Violeta Parra o Maniquí, que tiene un ritmo latino directo”.
Entre los arreglos podemos encontrar homenajes al blues e incluso Kurt Cobain, quien para García es “una de las últimas grandes historias del rock tal y como se sentía en la era clásica”. Líricas en constante diálogo con la tradición campestre, una en versos universales como los que Bob Dylan creó a mediados de los sesenta. Ambiente que es retratado fidedignamente por su carátula: García en medio de la carretera guitarra al hombro contemplando un perro.
Concluye, advirtiendo que su llegada a un aforo de mayor tamaño en el país de los 50 estados: “Por supuesto, de eso se trata. De hecho ya lo hemos presentado con Craig en Filadelfia y Nueva York, por ejemplo, y nos hemos sentido muy bienvenidos allá, ha funcionado bien. Tenemos ganas de seguir visitando ese país, lo importante es que no perdamos nuestra identidad allá”.
