En junio de 2018, Matías Pereira, Cristian Dippel, Camilo Benavente y Joaquín Carcamo debutan “Nido”, su primera canción bajo el nombre de Mondomamba. Los músicos oriundos de Concepción habían emprendido un nuevo camino, dejando atrás a su banda anterior, el célebre conjunto de indie pop Niño Cohete, el cual les valió inmenso reconocimiento a nivel internacional.
Sin embargo, lo que sucedió a partir de ahí fue un largo período de silencio y reflexión que generó curiosidad. Pero lo cierto es que el grupo ha estado firme y concentrado en la creación de nuevo material. El proceso, más que la labor de componer y grabar en sí, ha representado la activa transformación del cuarteto, la búsqueda por cultivar una nueva identidad y motivación para avanzar en el rápido y cambiante terreno artístico.
Cristián Dippel, tecladista de la banda, se encuentra en su casa al igual que los otros integrantes, afinando detalles en lo que supondrán los futuros lanzamientos que se contemplan. Los instrumentalistas tienen un modus operandi y un plan cambiante, pero la naturaleza de ambos es más o menos secreta. Lo que sí es claro, es que la reintroducción está en marcha.
El regreso del conjunto viene a coincidir, lamentablemente, en el marco de la cuarentena nacional impuesta frente a la pandemia del COVID-19, limitando el desarrollo de actividades en la industria musical. Lejos de ser un impedimento, los músicos han encontrado una oportunidad. “Esto nos sirvió mucho, porque nos posibilitó empezar a juntarnos regularmente, estando todos en nuestras casas con un horario más definido”, argumenta Cristián, “y así empezar a sacar este material que teníamos hace tiempo”.
A fuego lento, a paso firme
En las palabras de Cristian, la razón principal por la que Mondomamba se tomó dos años en suceder a “Nido”, fue que “nos dimos cuenta de que queríamos hacer las cosas muy bien preparadas”. Pese a que el entusiasmo era abundante, reparar el siguiente set de canciones resultó difícil.
“Lo que nos hizo tardar un poco fue descubrir qué tipo de música queríamos hacer, para sacar algo a lo que darle continuidad”, prosigue. “Tuvimos una muy buena experiencia haciendo nuestro primer single, pero cuando se complicó todo después, preferimos armar un buen grupo de canciones, y cuando tuviésemos algo más preparado, saldríamos a mostrarlo”.
A este punto determinado del año, ya es más que un cliché común el hablar sobre planes descarrilados. Cristian cuenta que Mondomamba obviamente tenía los suyos, pero sin revelar detalles específicos. “Teníamos conversaciones hechas para juntarnos a grabar en el estudio con otros artistas, ya sea que cantan o que tocan otros instrumentos que nosotros no, pero algunas quedaron pausadas. Otras las pudimos concretar”. El instrumentalista reconoce que los home studios de artistas y productores han facilitado el proceso. “Nos hemos comunicado en forma remota para concretar esas ideas que teníamos para la música”.
Pese a estas adversidades, sin embargo, la clave para la evolución de Mondomamba ha sido la adaptabilidad, y esta viene en términos grandes: parte de la banda de origen penquista se ha mudado a Santiago, así que ajustarse a las limitaciones de la cuarentena no resultó ser ningún desafío. “Somos muy amigos de la tecnología. Entonces nos vamos adaptando a las situaciones. En todo lo que hemos estado juntos, pasamos por diversos escenarios, preparándonos para tocar en vivo, viajando harto. Pero lo hacemos, porque para nosotros lo más importante es todos puedan desarrollarse personalmente junto a este proyecto.”
Encontrando un propósito
Cristian y los muchachos han sido, en efecto, compañeros de banda por casi diez años, tiempo a través del cual también han compartido el placer de escuchar juntos la música que les inspira. “Hay cuestiones que nos han gustado que son permanentes, y otras que van cambiando en el tiempo”, comenta el tecladista. Dichas fuentes de inspiración no solo han sido claves para estimular a los músicos; en la transición entre Niño Cohete y Mondomamba, también les han brindado un fuerte sentido de orientación.
“Hemos estado siguiendo ese sonido americano que se explora mucho en el hip hop y el R&B”, agrega Cristian, aunque algo dudoso de cuáles son los artistas que informan los gustos actuales del grupo. “También siempre nos ha encantado el house que Daft Punk tenía en su primer disco. Nos llama la atención lo de LCD Soundsystem, donde tienes grupos de personas tocando todo tipo de instrumentos orgánicos, pero para crear ritmos electrónicos”.
Sin embargo, en el corazón de Mondomamba corre con orgullo el sabor latino, y naturalmente sus canciones se cargan de texturas que se inclinan a los sonidos más representativos de la región. “Toda esta música latinoamericana nos llama a desarrollar esta cuestión que tiene que ver con lo que tenemos acá, lo que se originan acá en nuestro país y en Latinoamérica. Es bien bonito, porque renueva lo que hay tradicionalmente.” Como puntos de referencia, Cristian identifica a productores como Chancha Vía Circuito y Sotomayor.
El extenso intervalo que los Mondomamba se han tomado para trabajar ha probado ser un tiempo muy fructífero, donde además de crear nuevo material, han podido acercarse más a aquello que buscan comunicar como banda. ¿Han podido responderse esa pregunta? “¡Qué difícil ah!…”, dice Cristian entre risas. “Yo creo que estamos en el proceso de explorar eso. Creemos que tenemos mucho por entregar, sobre todo en la medida que podamos crear libremente. Siempre llegan cosas nuevas, y para nosotros es muy entretenido decirles que sí. Entonces, esa renovación constante es un ejercicio que hacemos como artistas, y nos gusta mucho compartirlo”.
“Fuego al corazón”
Durante el año pasado, el grupo penquista se dedicó exclusivamente a la producción de sus nuevas composiciones. El proceso fue minucioso y pausado, con los instrumentistas deseando llevar cada marca de progreso hacia un trabajo terminado, pero sin tener certeza alguna de cuál podía valerles el material de un single. Entonces, pasó “Chinchay”.
“Hicimos esta canción pensando en que podríamos terminarla con Benjamín Walker”, describe Cristian Dippel, asegurando que la propuesta de la colaboración se sentó desde el primer momento. La relación con el joven trovador data de varios años atrás. “Bueno, el Benja tiene un estilo distinto al nuestro, y tratábamos de ver cómo hacer algo juntos. La ideamos al principio como balada, con sintes y arpegios, luego agarró este ritmo andino, y de repente estábamos bailando”, comenta, asegurando la gradualidad de la composición. “Es como esas situaciones donde las cosas agarran vuelo, y ya no tienes cómo detenerlas. Ahí es cuando uno sabe que estas son las que tienen que salir como single”.
Parte del modus operandi de la banda es que, a la hora de componer, seleccionan algunas canciones en grupos. “Generalmente, juntamos las que tienen pinta de que podría interpretarlas alguien más, y otras que pueden lucir mejor instrumentales”, explica el tecladista. “Pero cuando empezamos a pensar en el Benja, creímos pertinente hacer algo nuevo que viniera con su voz, con la velocidad que canta. Y funcionó. A él le gustó también”.
“Nocturna”, la pieza acompañante, es un número instrumental con un ritmo más directo y acelerado que “Chinchay”, un matiz de jazz electrónico que recuerda a contemporáneos como BadBadNotGood, pero que inesperadamente encuentra su influencia en un colaborador directo de la banda canadiense. “Hemos escuchado mucho a Kaytranada, que viene más del mundo del hip hop electrónico, pero cuando agarra a esta banda y la produce, crean juntos algo bien especial”.
Para la ocasión de lanzamiento, los Mondomamba acompañaron “Chinchay” con un intrigante “video de cuarentena”, cortesía del audiovisual Lorenzo De La Maza, de producciones La Tostadora. “Inicialmente teníamos en mente un video animado”, revela Cristian, “pero sentimos que era mejor ir donde los expertos y preguntarle a ellos qué tal”. Las grabaciones, en el estricto rigor de las condiciones impuestas por la pandemia, fueron realizadas con un equipo reducido para garantizar medidas de seguridad.
En el clip, la protagonista explora el hastío y la melancolía que imperan en esta nueva vida de encierro. Mientras danza en la privacidad de su apartamento, sus movimientos, tales como su caída libre sobre la cama al principio, quedan registrados en una especie de loop. “¡Ese efecto fue idea de Lorenzo! Cuando vimos los primeros cortes, sentimos que esas tomas eran la declaración de principios del video”. Estas tomas, descritas por el compositor del grupo como “tomas de una persona enfrentada con sus pensamientos, encerrada en ellos”, envuelven el significado mayor detrás del proyecto entero. “Así lo entendimos nosotros como lo planteamos, y así lo entendió Lorenzo. Pero bueno, hay muchas más interpretaciones”.
Cuando Niño Cohete llegó a su fin, eran inevitables las dudas sobre qué ocurriría con el resto de los miembros de la banda, luego de que Pablo Álvarez se volcara por completo a su proyecto Arranquemos del Invierno. Transformarse en Mondomamba, aunque un paso completo en sí, también ha dado lugar a otras interrogantes. “Te imaginarás que ha sido todo un proceso”, enfatiza Cristián, señalando que “por un lado, tuvimos que aprender a estar sin Niño Cohete, que estaba metido en nuestras vidas de muchas maneras. Por el otro, aquí vimos una oportunidad, una hoja en blanco”.
Años más tarde, dicho proceso está rindiendo frutos, y esto sería sólo el principio. “Queremos seguir sacando música. Si nos demoramos un poco, era porque queríamos llegar con todo. Por eso nos quedan más lanzamientos este año, y esperamos poder concretarlos y esperar que sean varios más”. A pesar de que el trabajo se ve complejizado por las restricciones del confinamiento, el entusiasmo y la determinación son grandes.
Los Mondomamba se mantienen optimistas, abrazando la espontaneidad, indiferentes ante la necesidad de resolverlo todo de un viaje. “Yo creo que es una actitud que hemos ido aprendiendo a tomar con el tiempo”, agrega Cristian, rematando certero. “No todo tiene que estar resulto ahora. El yo de ahora puede no ser el mismo de mañana. Este es un cambio constante, y cuando lo puedes hacer parte de una obra artística, pienso que esa obra puede ser un gran aporte”.