En “Montage of Heck”, el alma de Kurt Cobain se despliega como un viejo cuaderno lleno de dibujos, tachaduras y poemas a medio terminar. Este documental no es una biografía clásica, sino un grito fragmentado que surge del caos, como si las propias imágenes y sonidos intentaran reconstruir a un hombre que siempre se sintió incompleto. Su director Brett Morgen, nos guía a través de un laberinto íntimo, hilando las piezas rotas de la vida de Cobain con una sensibilidad impecable y que resuena tanto el 2015 -en su lanzamiento- como hoy.
Este filme del 2015 llega a nostros este año gracias al Festival In-Edit que celebra 20 años de recorrido en Chile, por lo que ha generado una sección especial titulada “Splendit” que destaca los documentales favoritos del público en sus años anteriores.
“Montage of Heck” vibra con la intensidad de los garabatos animados, las cintas de audio y los videos caseros que Cobain dejó atrás. Cada elemento visual es un eco de su proceso creativo: un caos calculado que se mezcla con sus canciones y nos arrastra hacia su mundo interior. Las imágenes parecen gritar en silencio, mientras las letras de Nirvana se transforman en un manifiesto visceral de su lucha contra la fama, la alienación y los demonios que lo persiguieron desde la infancia. Cobain no habla desde un pedestal, sino desde una herida abierta que nunca dejó de sangrar.
Lo más fascinante del documental es cómo Morgen se aleja del mito para acercarnos a un retrato más cercano del músico. Cobain no es una estrella de rock inalcanzable aquí: es un hijo, un amante, un padre, alguien quebrado por la contradicción entre su lenguaje musical y el dolor de sus experiencias. Los momentos más íntimos, como las grabaciones con Courtney Love o las escenas con su hija Frances, nos muestran a un Kurt desarmado, vulnerable, luchando por sostener un equilibrio imposible.
Aquí las canciones de Nirvana no son simplemente parte de la banda sonora, son canales por los que corre la esencia de Cobain. Las animaciones, basadas en sus propios dibujos y escritos, cobran vida como un espejo de su mente: inquieta, frenética, pero profundamente sensible. Es imposible no sentirse atrapado en la intensidad emocional de cada escena, donde lo sublime y lo oscuro coexisten sin redención.
“Montage of Heck” no intenta ofrecer respuestas definitivas ni construir un monumento, más bien es un mosaico de contradicciones, un retrato caleidoscópico de un artista que aún logra marcar generaciones completas. El documental se muestra como un collage poético y eficaz, en donde quizás nos vayamos con más preguntas que respuestas.