Luego de una entrega esquizoide, que llena de un magnetismo frenético la Blondie aquel 5 de Noviembre del año pasado la espera parecería eterna por éste lado del planeta. La ácidomania se proyectaba explosiva y personal, la sintetización como una que nos inundaría de una posible realidad intergaláctica, y todo a través de aquella lisergia interplanetaria que se encarna como Pond. Seis meses exactos después del acontecimiento chileno la banda esquizofrénica nos sumerge una vez más con la espacialidad ficticia, en ésta su séptima entrega del espacio exterior.
A estas alturas Pond debería ser una banda desmitificada de Tame Impala, la comparación dejó de ser adecuada hace varias producciones atrás y el trabajo de ambas bandas habla por sí solo. Sí debemos mencionar al señor Kevin Parker- porque si de Australia se habla es el mencionado- músico quien se encarga nuevamente de la producción del álbum, dando entrada a la limpieza y equilibrio entregados.Hace un poco menos de dos años nos narcotizaban los sentidos con “ManItFeelsLikeSpaceAgain” un viaje frenético y ácidomaniaco de aquellos escalofriantes dejando espacio para una sucesión menor en cuanto a esquizofrenia hablamos.
Éste particular LP llamado “The Weather” nos asienta con diez temas en un viaje no extenso por las distintas personalidades de éste voyeur espacial. La apertura hacia el infinito la toma “30.000 Megatons”, un comienzo androide y con voces robotizadas, dando cabida a aquellas luces de la entrega anterior, un familiar encuentro con riffs cercanos y drogados pero con un vuelco apocalíptico robotizado pregnante. El siguiente andrógeno single “Sweep Me Off MyFeet” encarna la vibra ochentera casi disco que destella alrededor de toda la entrega, una balada metálica que se desliza suavemente sin apuros sobre la superficie de nuestra piel.
Las baladas son precisamente una repetida juagada en el larga duración, las suaves entradas y ganchos espaciales quedan en manos de temas como “Paint Me Silver” por ejemplo, agudizando aquella andrógena y atrapante voz de Allbrook. Tal como nos dejaron entrever en el set de Blondie, el tema se acerca una vez más al disco lento y “smooth” con interludios sintetizados que conectan aquellas melodías flotantes y apacibles.
Una de las gratas sorpresas o múltiples sorpresas que nos entregan con “The Weather” es el tema “ColderThan Ice”, que pareciera ser un gran cliché ochentero desde su título recordando himnos ligados al rap de la época. La sorpresa se encuentra también en la instrumentación, podemos distinguir a ratos un saxo dulce junto a unas limpias teclas. La salida es una perfecta mezcla de los referentes que nos parecieran entregar, desde la clara mención ochentera hasta los pegajosos coros disco-espaciales.
El cierre con una canción que posee el mismo título del álbum, se ve alimentado de la misma suavidad inicial dando un cierre circular a las montañas rusas entregadas. Como un total, el álbum pasa por diferentes momentos infestados de lisergia ácida, y aquellas se instalan como interrupciones de las suavidades de las que hablábamos. “A/B” se encaja con la descripción anterior, un certero trastorno de personalidad múltiple: una explosiva entrada detenida por un melancólico piano articulado con suavidad.
“The Weather” se posiciona como el más calmado y suave de las producciones de Pond, términos que jamás conectaríamos con la banda australiana, pero que se encargan de abrir nuestra propia percepción y experiencia intergaláctica del conjunto. Aquellos términos con los cuales nos atreven a enfrentar quedan como una buena forma de aproximarse, muy versátil por lo demás continuando con el calificativo que creemos expresa de mejor manera a Pond: inesperado. El ahora quinteto siempre nos ha sabido entregar el deseado psych de una forma fresca e inteligente, que no suena a nada más que a ellos mismos, un sello potente que han sido lo suficientemente atrevidos en explorar, y explorar su propia esencia esquizoide no es menor.
No es un álbum caracterizado por ser especialmente epiléptico pero presenta claves que nos recuerdan al “Man It Feels Like Space Again” a ratos, pero sin duda una aproximación diferente y excitante del acid freak Pond. Las robotizadas voces van y vuelven en el álbum pero no exageran en aquella clave, sino la hacen propia y bastante versátil. La entrega en su totalidad se enmarca como el perfecto soundtrack para un baile intergaláctico, recurriendo a las baladas espaciales y la tensión que generan hacia la pista de baile.
Podríamos decir que tiene mucho sentido pensar que ya sea consciente o inconscientemente sacan inspiración de “The Man Who Fell To Earth” y cada álbum pareciera conectarse al clásico film de alguna forma melancólica. Sí podemos afirmar que no es una forma esquizoide o ácidomaniaca –aunque lo menos ácido de Pond siempre tiene el elemento ácido- pero ésta sucesión inesperada es amable y nos deja inmersos en otro universo, no el “Psychedelic Mango” ni el “Hobo Rocket”, sino una intricada aparición disco androide intergaláctica, suave y apacible, otra dimensión por descubrir y que evoca coloridos aterrizajes en paisajes inciertos.