Por Salvador J. Leiva
Porches, proyecto del blondo Aaron Maine tiene un nuevo disco a comienzos de este 2018: esta vez sin su bajista y novia Greta Kline,-más conocida como Frankie Cosmos-por perseguir su propia carrera solista. ‘The House’ es el tercer álbum de Maine y compañía, el cual parece seguir por la misma línea de su anterior trabajo de hace dos años atrás, que llevó de por nombre ‘Pool’, disco que le significo a Porches firmar por el conocido sello discográfico Dominó, mismo que alberga bandas de la talla de Arctic Monkeys, Franz Ferdinand o Animal Collective.
Influencias del eurodance llegan a los oídos con el comienzo de álbum ‘Leave the House’, que con un beat bastante adictivo, hace que la canción parezca más corta de lo que es. Misma suerte corre ‘Find Me’, segundo track que al igual a la anterior, incita a la pista de baile de la manera más noventera posible. ‘Understanding’, con un suave sintetizador y una voz modificada, sirve como interludio para que ‘Now The Water’ haga su aparición con sus continuas bases, teclas y guitarras en palm-mute con triste fragilidad synth-pop. Nuevamente una canción hace de interludio: en este caso es ‘Country‘ con unas teclas medias más la voz desnuda de Maine. Pareciera que todas estas canciones de corta duración fueron desaprovechadas en su potencial, ya que pudieron haberse desarrollado en canciones enteras.
‘By My Side’ es ablandadora de corazón. Facturando una estética romántica y frágil, éste prototipo de canción podrían llamar la atención del público de la talla de la cantante pop francesa Yelle o hasta los fans de Javiera Mena. Luego, llegan otros interludios: ‘Åkeren’ y especialmente ‘Swimmer’-que llega mucho más adelante- no aportan mucho en el tracklist debido a su monotonía, y pareciera que todos los anteriores interludios obstaculizaran las piezas de mayor duración, en vez de potenciarlas. ‘Anymore’ trata de sorprender con autotune y algo un poco más bailable, pero el track no logra despegar de su propio sitio. Por otro lado, una melancólica y pasiva ‘Wobble’ logra mostrar una faceta diferente en un tracklist plagado de canciones movedizas.
Uno de los puntos altos de la placa se llama ‘Goodbye’ que en primera instancia aparece protagonizada por teclados y sintetizadores, después logra convertirse en una pieza apta para la pista de baile. La también melancólica ‘W Longing’ tiene una estructura otra vez apelable a los 90s por la base que apoya a la canción, casi rozando el vaporwave por su misticismo nostálgico y estética vintage. Mención aparte para el saxofón y su notable melodía al final del track. ‘Ono’ se tarda en arrancar, con un arpegio de guitarra un tanto redundante que se vuelve un poco más soportable con la base electrónica que empieza a sonar desde la mitad de la pieza. Finalmente, ‘Anything U Want’ cierra el disco de manera atmosférica y un poco aletargada, siendo un outro un tanto desganado.
La melancolía y la música bailable pueden hacer buena pareja si son mezcladas de manera sensata. En ‘The House’ hay varios aciertos, pero también unos cuantos desaciertos, haciendo que el disco pueda parecer irregular. Al menos, Maine y compañía tienen un camino trazado para a futuro hacer algo más directo y preciso, que de seguro dará buenos frutos.