El 30 de septiembre del presente año, la Pista Atlética del Estadio Nacional recibirá a una de las bandas más aclamadas y admiradas de todos los tiempos. Por segunda vez en nuestro país, después de 7 años, Queen vuelve a deleitar a su fanaticada chilena. Esta vez, junto a Adam Lambert, con quien se presentan desde 2011 (anteriormente lo hacían junto a Paul Rodgers), en el marco de la gira sudamericana “Don´t stop them now”.
Pero a pesar de los éxitos durante décadas que la banda británica disfrutó y sigue disfrutando, hay un factor vital en esta “success machine”que hoy no está presente y que genera un antes y un después para Queen. Hace 24 años Freddie Mercury, vocalista e ícono del grupo, murió de una bronconeumonía provocada por el Sida, enfermedad que escondió por años y que lo llevó a la tumba a sus tempranos 45 años. El 5 de septiembre recién pasado Mercury habría cumplido 69 años, y en vista a que a finales del mismo mes tenemos la visita ilustre de la banda que lo consagró como artista, ídolo y referente, es importante reflexionar cómo ha sido la evolución de su grupo y qué tan importante era él para la banda y su desarrollo musical.
Voz única
Desde chico tuvo una prominente mandíbula y dientes gigantes, lo que hacía que se tapara la boca cada vez que sonreía. Sus rasgos fueron motivo suficiente para que lo llamaran “Bucky” (dientudo) cuando pequeño. Sin embargo, Mercury nunca pensó que esta característica tan fea para él, sería prácticamente lo que lo llevaría a la fama. Su destacado retrognatismo fue su salvavidas: le daba a su voz una resonancia distintiva. Y así fue hasta el día de su muerte. Un cantante de ópera que triunfó en el rock. Supo manejar sus tonos entre graves y agudos. Sabía cantar metal pero también emocionaba con sus tonos en “Bohemian Rhapsody“, Premio Guinness al single favorito de todos los tiempos. Más allá de haber sido un excelente músico, era un perfecto showman. Versátil, ágil, enérgico. Con una capacidad de tener el público a sus pies, alabándolo, cada vez que se subía al escenario. Un histrionismo que se basaba en sus dos máximas estrellas referentes, Jimmy Hendrix y Liza Minelli. Sus talentos no se basaban sólo en la voz. Era un excelente compositor y pianista. Entonces, es difícil plantear el camino a seguir de una banda cuando su componente principal ya no se encuentra en ella. Queen mantiene sus excelentes músicos, los originales que se codearon junto a Mercury: Brian May en la guitarra y Roger Taylor en la batería. Pero ir a ver a Queen es más que ir a ver música en vivo. Es ir a ver un espectáculo. Y eso era lo que entregaba Farrokh Bulsara (su verdadero nombre). No tan sólo era el vocalista, también era un personaje, un actor que se interpretaba a sí mismo en el escenario. Eso era el mayor y gran encanto de Queen. Hoy, ir a verlos sigue siendo una experiencia inolvidable y única para su fanaticada. El nivel musical por parte de sus integrantes sigue siendo admirable. Pero el legado de Queen todavía es inseparable a la figura de Freddie Mercury, a pesar del éxito que los actuales miembros de la banda puedan conseguir en la gira junto a Lambert o Rodgers en su momento. Años después de su muerte, Brian May lo dijo: “Los demás tocamos bien, pero Freddie salió allí y lo llevó a otro nivel”.
Queen, ayer y hoy
Actualmente es difícil encontrar similitudes entre lo que fue Queen a partir de los 70 con lo que es hoy. Un ejemplo visual es que sus músicos ya no se visten igual. Puede sonar básico, pero era parte de la puesta en escena, un factor relevante en su momento para la banda. Cuando comenzaron, Mercury no tardó en influenciar y persuadir a sus compañeros para vestir de forma más llamativa. La idea de ser un dandy, un maestro de alta alcurnia arriba del escenario le parecía valorable para recibir el respeto que merecían, además de marcar una fuerte presencia. Hoy, la ausencia de Bulsara provoca que ir a ver a Queen sea, precisamente, asistir a un buenísimo concierto más que a un espectacular show. Cuesta imaginarse a Lambert con una capa roja, una corona de rey y un bastón dorado cantando “We are the Champions”. Lamentablemente, para algunos puede incluso malinterpretarse y verse como un homenaje al músico más que a la continuidad de la banda. La línea es muy delgada, porque también cabe destacar el tremendo grupo de artistas que se encuentra arriba del escenario. Sin embargo, no dejan de ser Queen, banda liderada por Freddie Mercury, incluso después de su muerte.
Mesa coja
Farrokh Bulsara es oriundo de Zanzíbar y desde chico fue un niño artístico y con capacidades que lo distinguían del resto. Pasó por internados masculinos en la India- donde nació su apodo “Freddie” por parte de sus profesores- para luego trasladarse a uno de los sectores más acomodados de Londres. Su religión monoteísta (el Zoroastrismo), sus diferentes hogares y la duda por saber quién era realmente sobre todo en el tema sexual, hicieron que Mercury cambiara de una forma inexplicable para sus padres y se separara de ellos. Adoptó una actitud rebelde y tenía ganas de ser su propio jefe, además de ser el mejor. Todos estos acontecimientos, de alguna u otra manera, se vieron reflejados en algunas letras de Queen. Pero no fue hasta 1970 que se unieron, junto a John Deacon como bajista.
Mercury fue también un líder. De su cabeza nació el nombre “Queen”, ya que era sonoro, universal e inmediato. Se prestaba para varias interpretaciones y había potencial visual. Sus conciertos, giras y el día a día giraban en torno al sexo, las drogas y el rock and roll. Sin embargo, tras la partida del vocalista y 4 años después, los tres integrantes restantes lanzaron “Made In Heaven” como un homenaje hacia él. En 1997, el bajista John Deacon se retiró de la música. Desde el 2005 hasta el 2009, Taylor y May “revivieron” Queen y trabajaron con Paul Rodgers, aclarando que no era el reemplazo de Mercury (y estaba muy lejos de serlo), sólo un colaborador. Con él lanzaron “The Cosmos Rocks”. Luego se separaron, siendo Taylor quien el 2009 lanzó “The Unblinking Eye (EverythingisBroken)” para comenzar su proyecto como solista. No fue hasta el 2011 que se volvieron a unir, esta vez con Adam Lambert, para retomar el proyecto Queen. Así, entre idas y venidas, los integrantes de Queen han intentado soportar la partida de Freddie Mercury. La mesa se siente un poco coja, pero es inevitable. Ni Rodger ni Lambert van a lograr ni siquiera una pequeña similitud con Mercury. Éste es como un Queen 2.0, una versión renovada que puede que guste como puede que no. Sus músicos actuales son increíbles y, sin duda, hay muchos tonos o canciones que a Bulsara le podrían haber quedado grandes si no fuera por los coros de sus tres compañeros. Pero Queen empieza y acaba con Freddie Mercury.Es a él a quien se le recuerda por sus triunfos y errores, personales y grupales.Fue el responsable de personalizar y dar una identidad a la banda. Era la cabeza, el líder, la foto para el público. Una pérdida que cuesta sobrellevar, no tan solo a ellos, sino también a todos sus fans.
Por Carola Hidalgo.