1967. Año convulsionado a nivel global: protestas, estudiantes que exigían más, derechos civiles, represión guerrillera, violencia, la Guerra Fría, el hipismo. Y fue este último movimiento quien otorgó identidad a una revista de tiraje quincenal un sentido contracultural.
Jann Wenner y su amigo, el crítico musical Ralph J. Gleason, iniciaron en San Francisco la idea de tener una revista y de presupuesto tenían cerca de 7.500 dólares que habían recolectado; la visión de Wenner estaba centrada en la contracultura norteamericana, hastiada del armamentismo yankee y viciados del establishment.
Tomaron el nombre de una canción “Rollin ´Stone” del legendario Muddy Waters, una versión reconstruida que proviene del ecuménico “Catfish Blues”, Robert Petway. Aunque en sus inicios no era una revista de público masivo -dado a su enfoque para personas que conocían de música, de un alto conocimiento cultural y de una elite de clase media-alta-, ha logrado penetrar los segmentos. En 1969 tenían a setenta mil lectores olfateando los nuevos tópicos acerca de la nueva cultura que ellos plasmaban en cada edición: la lucha de los estudiantes, las drogas, el rock y el lsd, para luego dar paso a las investigaciones periodísticas.
Desde el nacimiento de uno de los padres del periodismo gonzo, Hunter S. Thompson, en donde su primer artículo tituló “Freak Power in the Rockies”, y aplicó técnicas en primera persona, desde su visión personal-subjetiva, otorgaba otro sentido a la lectura,todo esto en referencia a su candidatura a sheriff, como parte del partido Freak Power. En su reporte, el periodista- que perdió con poco margen de votos-, pretendía despenalizar las drogas, aniquilar las calles, esconder los altos edificios y rebautizar la ciudad de Aspen.
Se dedicó a trabajar durante gran parte de su vida en la revista, donde nunca escribió artículos de rock como tal, pero si masificó el lenguaje y la estampa cultural de la revista, citando a nombres como Andy Warhol, Lou Reed, entre otros. A última hora entregaba el material que le exigían, donde los editores hacían caldo de cabeza por la ilegibilidad de sus textos, pero Hunter cumplió siempre a tiempo en la entrega de sus reportes. Pánico y Locura en Las Vegas y Miedo y Asco en la campaña de 1972 fueron parte de sus grandes obras, que décadas después tuvo una apuesta sobrenatural en los cines con las brillantes actuaciones de Johnny Depp y Benicio del Toro como el “Dr. Gonzo”.
Golpes iconográficos que marcaron un precedente en el periodismo mundial y sobre todo, abrió puertas a lo que sería el periodismo musical. Tal, como fue la primera portada de la revista con John Lennon vestido de militar para el estreno de la cinta “How I Won the War”, músico que estaba en contra la guerra de Vietnam y que se personificó como uno más del ejército.
El paso del tiempo y la cultura tradicional, fueron parte del cambio holístico que vivía la revista a comienzos de los setenta. El mismo hipismo, el idealismo, la negación a la guerra y grandes poetas suscitaban desde su ideología contra lo establecido con gobiernos republicanos que estaban a favor de las guerras.
El festival Woodstock, con 450 mil personas en sus jornadas fue parte de una de las grandes portadas de la revista. Representó un asentamiento atemporal en las granjas de Nueva York, en que Baron Wolman disparó con un certero lente fotográfico a un padre con su hijo a torso desnudos en un río. La tapa representó, más que el festival en sí con su diversidad musical y cultural, el carácter identitario de un grito hacia la libertad que tuvo soporte en la música.
La provocación siempre ha sido el sello de la revista. Nueva York representó un lugar en que la revista se desarrolló de forma más cercana con el espectáculo, su trabajo vivencial, con temáticas opuestas a lo ya existente. El mismísimo escritor Truman Capote fue contactado por el mismo Wenner para cubrir a los británicos The Rolling Stones por la gira “Sticky Fingers”, uno de los tours más polémicos que tuvo la banda británica a lo largo de su historia, por lo que decide renunciar por la razón de que “se la pasaban en aviones filmando películas porno con sus groupies”.
1980. La revista vivía su primera crisis. Desde su origen a fines de los años sesenta, vivieron una ampulosa masificación, pero fue en una de las épocas más duras para el siglo XX que que se vivió un escepticismo en torno a la revista, dado que sus portadas o temas que iban dentro de sus grandes fotos en portada no lograban causar mayor impacto como antaño.
La industria musical vivía cambios drásticos y parte de la presión de que recibió la revista fue de parte de ésta y los grandes estudios, quienes incidieron en que la revista bajara los decibeles en sus portadas y, de paso, no afectara en las ventas a los artistas que estaban en la palestra musical o los que se desenvolvían en otras aristas del mundo del rock.
Y los cambios se vivían frente a la sala de redacción de la revista: los músicos se alejaban de la vulnerabilidad de estar con los periodistas, la revista perdió su sitial de ser la única donde todos los artistas querían hablar y explayarse acerca de sus vivencias o proyecciones musicales. Ahora, se insertaba la negociación previa con el entrevistado y el dinero era parte del juego en un tiempo de dos horas que tenían los periodistas para entrevistar a los músicos.
Los 100 mejores
La revista realiza especiales donde reúne a sus críticos para preguntarles, por ejemplo: ¿cuáles son los mejores músicos de la historia? Un ranking de alta convocatoria y de interés que suscita a un tótem de bandas-géneros-estilos-estética, en los cuales se define parte de la gran lista que realiza la revista en sus ediciones especiales.
Como dato: la revista lanzó en el año 2004 y luego actualizó en el 2011, la lista de Los 100 mejores artistas de la Historia según la revista Rolling Stone, en que en el top ten figuran:
- The Beatles; 2. Bob Dylan; 3. Elvis Presley; 4. The Rolling Stones; 5 Chuck Berry; 6. Jimi Hendrix; 7. James Brown; 8. Little Richard; 9. Aretha Franklin y en el lugar 10. Ray Charles.
Pero no todo es música. También se ha realizado dentro de la revista como las 100 mejores series, extendiendo el alero cultural. Una publicación que llamó la atención a la audiencia fue: la lista de los 100 mejores artistas de la historia. Pero quienes participaban eran sus mismos pares. Nombres como Billy Joel, Slash, Tom Petty, Al Kooper, describían sutilmente a sus bandas desde variados tipos de enfoques, donde engloban su predilección acerca de la música que hacían sus referentes y por qué los eligieron.
El “Chapo”, tu amigo
Desde la época más reciente de la revista, se destaca la polémica entrevista que realiza el actor estadounidense al capo de la droga dura mexicana, Joaquín “Chapo” Guzmán en la clandestinidad, mientras el narcotraficante era uno de los más buscados por la justicia mexicana.
Parte de la entrevista, que salió en la página web en extenso, se puede apreciar en donde el actor se explaya literariamente su encuentro con el mayor prófugo de la historia, que ahora está detenido en Estados Unidos:
“Me pregunto a mí mismo, ¿Cómo carajo dirige nadie un negocio de esa manera? Adopto un talante de gringo total tipo Trump con Kate, insistiéndola diariamente por teléfono, texto, y email codificado. Al final, la demora no tuvo nada que ver con incompetencia técnica. ¡Qué novedad! Dejando a un lado la vileza atribuible a este hombre, y su indiscutible genialidad para manejarse en la calle, también es un mexicano humilde y de campo, cuya percepción de su lugar en el mundo ofrece una ventana a un extraordinario misterio de disparidad cultural. Se hizo evidente que el campesino devenido narcotraficante multimillonario parecía abrumado y en cierta medida desconcertado por la noción de que el mundo que está más allá de las montañas que le rodean pudiera estar interesado en él. Y las demoras un día tras otro podrían revelar cierto grado de inseguridad en él, como un adolescente incómodo que siente timidez al ponerse sin dirección delante de la cámara. O, ¿había sido todo esto una representación orquestada?
Una vez superada la odisea del dichoso video, gracias al ahínco de Kate, y a mi incesante insistencia, las únicas represalias que temí derivadas de mi contacto con El Chapo Guzmán y el cártel de Sinaloa fueron la ira potencial de una actriz mexicana hacia un actor estadounidense que había abusado con gran determinación de su amistad con ella para lograr hacerse con el video que necesitábamos. Y entonces llegó un mensaje codificado de Kate: “¡Lo tengo!” Casi rompo el techo al brincar de alegría cuando sonó en mi teléfono el mensaje de Kate “… pinche pesado y prepotente”. Me lo merecía. Claramente, un emisario de El Chapo le había entregado el video. Kate y yo nos vimos, la pedí disculpas, y ella transfirió el video de su dispositivo al mío. En casa, bajé la intensidad de las luces, me senté con una transcripción que me había dado Kate, y empecé a leer su nota, “El video dura 17 minutos. Presiona play“.
Aparece sentado en una silla improvisada con una camisa de manga larga estampada color turquesa y azul marino, y pantalones negros lisos. Se ha afeitado su inconfundible bigote que lucía cuando nos vimos por última vez. Su característico sombrero de camionero negro, ausente. Su cabello peinado, o quizá aplastado por el sombrero, conjurando la visión de un muchacho en la escuela con cara de inocente que se muestra inseguro cuando le llama su maestra. Sus manos entrecruzadas, con un pulgar asomando que cruza el nudillo del otro, y que parece ofrecer un efecto relajante. A su lado, una pared corta de ladrillos con una valla encima. Detrás, una camioneta pickup 4×4 blanca. La ubicación parece una propiedad grande tipo rancho con montañas bajas que se ven a la distancia y el quiquiriquí intermitente de gallos de granja que hacen las veces de coro griego para la entrevista. A lo largo del video, vemos trabajadores de granja y paramilitares que cruzan detrás de él. Un pastor alemán olfatea el suelo y desaparece de la imagen.
Comienza: “Quiero dejar en claro el contenido de esta entrevista es exclusivo para la Srta. Kate del Castillo y el Sr. Sean Penn”. La pantalla se pone de color negro.
30 países en los que la revista se ha posicionado- incluyendo a Chile que en el año 2011 cerró la revista tras seis años. “Sobrevivir seis años sin apoyo es rudo”, señalaba en ese entonces su director Pablo Márquez. Más de 20 millones de lectores a nivel global encausan una revista que va más allá, un magazine que propone temas alto impacto con un atisbo de querer poner temas de alto interés en la palestra social.