Soundgarden, Temple of the Dog, Audioslave. Son las tres bandas que se definen por haber tenido a Chris Cornell entre sus filas. Una voz desgarradora y un talento innato, que aportó en la definición de una era del rock, pero que siempre quiso explorar más allá del género.
Desde sus inicios en la música con su banda madre hasta su carrera solista, contó con innumerables colaboraciones, algunas extraordinarias y otras un poco bizarras, pero todo era parte de la gran versatilidad que podía asumir Cornell, con un registro único que marcó a la generación de los 90’s, aquella que vio partir a cada ídolo de la manera más trágica, y que ahora, atesora en la memoria los mejores recuerdos.
Si bien, la historia de Soundgarden se inicia a mediados de los 80’s, es en los 90’s donde su éxito se hace indescutible. Conformando la gran escena del Seattle, es esta misma ciudad la que moldea a cada una de las bandas. Una unión exquisita entre sus protagonistas, que en vez de rivalidad vivirían una verdadera hermandad, ejemplo claro es la unión que provoca el nacimiento de Temple of the Dog, proyecto tributo a un amigo fallecido, Andrew Wood, y que reunió a la formación actual de Pearl Jam con Cornell, supergrupo que anticiparía la fama que todos sus miembros lograrían años más tarde.
Creaciones como “Black Hole Sun” de su mayor éxito “Superunknown”(1994), convertirían a la agrupación en uno de los grandes estandartes del rock noventero, pero lamentablemente para los fanáticos, viviría una corta duración. En 1997, Soundgarden anuncia su separación, hecho que marcaría un antes y un después en la carrera de Cornell. Sus compañeros de banda ya no estaban, y debía valerse por si mismo en la industria musical. Lapsus que originó varias colaboraciones, participación en bandas sonoras y los primeros cimientos de lo que sería su alabada trayectoria como solista, una que se caracterizaría por alejarse de los sonidos grunge para acercarse a su lado más melancólico.
Sin embargo, aquella soledad musical se acabaría momentáneamente. Con el cambio de siglo, se vendría la unión con la sección instrumental de Rage Against the Machine, transformando a Cornell, Morello, Commerford y Wilk en Audioslave. Seis años y tres discos fue el saldo del proyecto que estuvo ligado más al hard rock y al contexto político estadounidense, mezclándose de manera armónica con las letras existenciales del oriundo de Seattle.
Tras el término de Audioslave, Cornell retomaría su recorrido en solitario, caracterizando a esta época como la más experimental del músico. Muestra clara lo entrega su tercer disco “Scream” (2009), un camino que lo lleva a trabajar junto a Timbaland y a incursionar con el pop moderno y sonidos electrónicos. Un cambio de rumbo arriesgado, pero que un año después, lo haría volver a sus raíces con el gran retorno de Soundgarden.
“Lo que espero con más ansias, porque he salido demasiado de gira por mi cuenta especialmente en estos últimos años, es la camadería. Es lo que más extrañaba cuando no éramos una banda”, escribió hace unos días Chris Cornell a través de la página de facebook del grupo. Y así lo demostró en los últimos años. Sacaron “King Animal” en 2012 y se enmarcaron en diversas giras tanto en Estados Unidos como en otros continentes, llegando incluso, por primera vez a Sudamérica en el marco del festival Lollapalooza 2014, como un breve flashback de su época dorada en los noventa.
Sin embargo, existían pequeños espacios, en donde Chris aprovechó de seguir lanzando discos en solitario, además de reformar fugazmente – porque el momento lo indicaba – Temple of the Dog y Audioslave. El primero, por el aniversario n°25 de su disco debut (y único), y el segundo, debido a la controversia política post-elección presidencial de Donald Trump. Diferentes proyectos que se mezclaron a la perfección, pero sin dejar de lado su gran amor, su banda inicial.
Y en eso estaba, terminando la gira estadounidense junto a sus compañeros de Soundgarden. Sólo restaban siete fechas y después, planeaban editar un nuevo disco. Proyectos que quedaron truncados tras su presentación en Detroit, donde el vocalista decidió quitarse la vida en su habitación de hotel. Un fin inesperado para el mundo, pero que dio comienzo a la leyenda de Chris Cornell, aquella voz extraordinaria, que definió una época y que quedará para siempre en el recuerdo como una de las voces más importantes en la historia del rock.
Por Luz Venegas.