En Argentina se vivía una catarsis musical, en donde se cobijaron las estrellas más sobresalientes del panorama sudamericano a mediados de los ochentas. En Chile a nivel musical, el pop y el rock eran el festín, con grupos punks, new waves o trasheros por abajo: transitaban en sus ideas y expresiones que se mantenían alejado del status-quo dentro panorama del entretenimiento a nivel nacional.
Soda Stereo ya era un fenómeno de masas al otro lado de la cordillera. Con tres discos -en el cual ya tenían a su haber disco homónimo, Nada personal y Signos-, masificaban su sonido con altas convocatorias. Esos raros peinados que lucían eran su sello, en que cierta parte de los chilenos no entendían lo que veían: tipos tocando canciones rockeras con ribetes del ska, pero peinados estilo new wave.
La música de Soda Stereo tuvo un rápido avance en términos de popularidad y consumo. Los veinteañeros Zeta, Cerati y Charly, llegaban en 1986 a Chile a fin de presentar su último disco Nada Personal. Y fue en Martes 13 donde César Antonio Santis los recibió por primera vez y se echaron al público con personalidad avasalladora. Sólo “Nada personal” y “Sobredosis de tv” fueron necesarias para ganarse al conservador público chileno.
La ida de la dictadura argentina en 1983, también tuvo un papel preponderante en la sociedad con una estética y efervescencia cultural que transmutaba en el ambiente artístico, en el cual “Clics modernos” de Charly García que se grabó en Nueva York, el rol de Federico Moura en el ambiente, Virus en el circuito local y en que Sumo pavimentaba carreteras de lo que después banda como La Floripondio mirarían de cerca, dada la experimentación sonora y lírica con que se expresaba su líder, Lucas Prodán que venía escapando de la heroína desde Inglaterra.
Pero Soda Stereo se amparó en Virus y en Charly García para entrar sin timidez a Chile. Para Jorge Saint, el productor que los trajo la primera vez a nuestro país fue una pelea su aterrizaje: “»Los trajimos a un programa de televisión. Si no me equivoco era ‘Martes 13’, ya que Gonzalo Beltrán aceptó que pudiéramos incorporar el rock argentino en la televisión, situación que no era fácil en aquella época. Pudimos entrar con Soda Stereo, Virus y Charly García”.
La “Sodamanía” se abrió puertas con fuerza brutal en Chile y cada paso era desenfreno para el público local. Los cinco shows en el Estadio Chile era la prueba palpable del fenómeno que provocaron. Desde el bando contrario, fue Claudio Narea y posteriormente Jorge González quienes criticaban a la banda trasandina. “un grupo argentino con peinados raros que sólo saben cantarle canciones a las telarañas o cosas así”. Por su parte, González reconocía su admiración y la envidia que tuvo durante los años ochentas: “»Yo siempre admiré a Gustavo Cerati, a Charly Alberti y a Zeta Bossio, porque eran unos capos. Lo que pasa es que les teníamos envidia, porque ellos nos volaron la raja. Ellos fueron famosos en toda Sudamérica y nosotros queríamos ser eso y no lo fuimos. […] sencillamente nos volaron la raja, porque eran mejores que nosotros”.
Era 1987 y fueron presentados en el Festival de Viña del Mar como el número de pop estelar, en que el hotel O’Higgins se prestaba como búnker para los argentinos. La mala relación con la prensa conservadora en Chile los hizo estar con cierta distancia, incluso evitaron ir al coctel que organizó el evento festivalero. Con su guitarra Jackson aparecían para abrir con “Estoy azulado” del disco Nada personal, que compuso Cerati junto a Richard Coleman.
11 y 12 de febrero de 1987. El trío tocaba por partida doble. Durante su segunda presentación, cambian su setlist y lo engrosan a una lista de 15 temas. Cabe destacar que los otros números en el festival de Viña del Mar fueron Luis Jara, Fabio Junior e Irene Llano, la última icónica figura en los ochentas.
La Sodamanía comenzó en Chile. Después, lo que vendría sería el gran amor que tuvo Gustavo Cerati y compañía con nuestro país, dada el salto hacia la internalización de la banda. Chile marcó un antes y un después en la carrera de la banda trasandina.
