A simple vista, quizás el nombre de Spencer Elden no parezca ser muy reconocible. Pero este hombre estadounidense de 30 años posee uno de los legados más icónicos en la historia del rock alternativo: ser el bebé que protagoniza la portada de Nevermind, el clásico segundo álbum de Nirvana. Hoy, sin embargo, la historia de esta asociación toma un giro drástico, ya que el joven interpuso una demanda contra la desaparecida banda.
De acuerdo con los procedimientos legales registrados, Elden se está querellando contra el patrimonio del difunto Kurt Cobain, Dave Grohl, Krist Novoselic, el fotógrafo Kirk Weddle y el sello discográfico Geffen Records. El alegato indica que los guardianes legales de Elden no aprobaron la impresión de la toma incluyendo sus genitales expuestos, y que se les prometió que la portada los censuraría, cosa que no pasó. Bajo estos parámetros, el modelo y artista callejero acusa que la imagen constituiría pornografía infantil, y que los miembros de Nirvana no lo protegieron de ser explotado sexualmente.
La carátula del célebre álbum se originó en junio de 1991, cuando la disquera Geffen envió a Weddle a realizar una sesión de fotos en una piscina para bebés. El artista gráfico era amigo de uno de los padres de Spencer, y de este modo accedió a tomar la reconocida captura del bebé sumergido. Elden recreó la portada en tres ocasiones, en 2001, 2008 y 2016, manteniendo orgullo de su aparición en el disco, pero su postura cambió en años recientes a una estancia de molestia y descontento. En el marco de estas acciones legales, el protagonista de la fotografía exige una compensación de $150.000 dólares por parte de cada partido involucrado.
Casos como el de Elden no son novedad alguna. Una situación similar se dio en 2010, cuando una mujer de California, Ann Kirsten Kennis, demandó a la banda Vampire Weekend por el uso sin permiso de su imagen. Una fotografía de Kennis en una polera de polo mientras estaba en Nueva York en 1983, fue empleada por el grupo como portada para Contra, su segundo álbum. De igual manera, el ciudadano británico David Fox, conocido por la fanaticada de Placebo como el niño en la portada de su primer disco, habló en 2012 sobre su intención de demandar a la banda por daños emocionales ligados a la carátula. Fox aseguró en ese momento que su aparición en el álbum lo llevó a sufrir bullying por parte de sus compañeres de colegio.