Debutaron la noche del martes en la clásica Ex Oz y lo hicieron pegando arriba: ovación constante del público y tres idas y vueltas al escenario. Spoon, grupo formado en 1993, tomó riendas de su carrera fundada en el underground musical y que tuvo créditos en 1998 con su álbum A series of sneaks. Ya llegando el nuevo milenio, firman por el sello Merge Records, donde alojan a bandas como a Seaweed y Dinosaur Jr. entre otros. Al año siguiente lanzan Girls can tell, disco que fue alabado por la crítica mundial; tiempo después Kill the moonlight siguió la senda; en el 2005 dieron a luz a su placa Gimme fiction, quien los hizo entrar en la lista de Billboard; con Ga, ga, ga, ga, ga del 2007 llegaron al top ten del famoso ranking yankee.
Eran las 22:10 y comienza “Rainy Taxi” de su último disco They want my soul lanzado el 2014, que tuvo la mención de la revista Rolling Stone, donde fue su placa fue catalogada como “el mejor álbum hasta la fecha”-, abrió los fuegos en una Ex Oz llena que vio a una de las bandas más potentes del rock alternativo del último tiempo en Estados Unidos. Su vocalista, Britt Daniel, mostró comodidad desde el primer minuto por el recibimiento y el cariño de la gente. Una imagen de banda de culto es la que portan y fue en nuestro país donde aquel cetro se hizo presente.
Dont you Evah, Small takes, Inside out, Got nuffin, Knock knock knock fueron la muestra de aquella fuerza donde los tejanos plasman en cada disco y que en sus presentaciones en vivo suena de forma similar, trabajo que no siempre se cumple y es donde la veracidad y el talento se plasman en el escenario.
Mención especial al genio de Eric Harvey, el polifuncional dentro del equipo. Se encargó de llevar el timming entre los rasgueos de base, con el sonido del teclado proyectado en un sintetizador y de tocar el pandero con tanta precisión que no perdió la cordura. 21 temas que tuvo idas y regresos y donde la gente respondió ante una de las mejores bandas del último tiempo en el país del tío Sam. Una banda que ya es considerada de culto, llegó a saldar una deuda importante con Chile y su show fue de una ovación continua. La claridad de su sonido y lo que proyectan sobre el escenario, se transforma en sonidos que los hacen propios: dos teclados con distintas configuraciones dieron en el ambiente propicio, donde destacaron además por su buen sonido y no apelaron al exceso de ruido que algunas bandas la interpretan como rock. Una cita inolvidable entregaron los tejanos y que será recordada como de culto, debido a que se rumorea que cada integrante seguirá con pasos propios. La genialidad se llama Spoon.