El 29 de octubre Santiago tendrá el placer de recibir a un grande de la música. Sting regresa a Chile a realizar un recorrido por toda su trayectoria musical, la que empezó a finales de los 70 junto a la banda ThePolice. El Movistar Arena es, una vez más, el lugar de encuentro para los fanáticos de Gordon Matthew Sumner y para quienes quieran revivir los éxitos de la banda insigne del new wave británico.
Si vas para Chile
1982, The Police, dueños de la industria musical para ese entonces, estaban conquistando cada región europea y llenando cada estadio en el que se presentaban. Con cuatro discos bajo el brazo (el último “Ghost in the machine”) faltaba llegar a Sudamérica. Y luego de pasar por Argentina, Brasil y Venezuela aterrizaron en su último destino: Chile, específicamente, el Festival de Viña del Mar. Una experiencia que actualmente, al rebobinar la cinta, fue bastante desagradable. Un país bajo el mando de Augusto Pinochet que se veía reprimido en diferentes aspectos. De hecho, Sting lo recordó en 1990 cuando nuevamente pisó nuestro país: “Habían muchos soldados en las calles y brutalidad. Pero pensamos que era otro show para una dictadura fascista”.
La caótica visita de The Police para ese entonces se vio opacada por varios motivos: altercados con el personal del Hotel O´higgins, malentendidos con los gráficos, abandono en plena conferencia de prensa y amenazas de suspender el show a minutos de subir al escenario de La Quinta. Todo esto llevó a que Sting prometiera no volver nunca más al país. Una promesa que por suerte rompió, pues en 1990 se presentó en un repleto Estadio Nacional para ser partícipe de la celebración por la recuperación de la democracia junto a Peter Gabriel, New Kids On The Block, Wynton Marsalis, entre otros. Qué memorable.
Tres años antes, al ver la realidad que se vivía y como una manera de demostrar apoyo, le dedicó la canción “They dance alone” a todas las mujeres que habían perdido a un ser querido durante el gobierno de Pinochet. En 1994 tuvo su primer show propio en el estadio San Carlos de Apoquindo y para el 2001 volvía a llenar la Pista Atlética del Estadio Nacional. Seis años después, sorpresivamente, se presentó en el país junto a la banda con la que nació su carrera, The Police. Nuevamente el Estadio Nacional era el escenario perfecto para celebrar los 30 años de la banda, que estaba disuelta hace años. La Quinta Vergara volvió a tener el honor de recibirlo en 2011 con un show sinfónico que dejó atónitos a todos. Y este año nos visita nuevamente. Así, tras todo este recorrido, Sting ha escrito una verdadera historia de amor y desencanto junto a nuestro país. Tan importante ha sido su presencia en Chile que el 2001, debido a su apoyo por la defensa de los Derechos Humanos, el Gobierno de turno lo condecoró con la orden al mérito docente y cultural Gabriela Mistral. Qué hay en Chile que lo atrae tanto, que siempre lo hace volver, que con una primera visita dijo no regresar más y resultó ser todo lo contrario. Sin duda un público fiel, que creció con los himnos “Roxanne”, “Message in a bottle” o “Englishman in New York”. Un agrado escucharlos, siempre.
La policía se separa
En 1977 en Londres, The Police comenzó su historia musical. Sting, Andy Summers y Stewart Copeland formaban una agrupación que se caracterizó por su sonido rockero pero también, por las ganas de diferenciarse y evitar el seudo punk en favor de un sonido más elegante inspirado incluso en reggae (“Regatta de blanc”, número uno en 1979). Aunque en algún momento fueron cuarteto, pues pasaron por la transición entre la llegada de Summers como guitarrista antes de despedir a Henry Padovani. Sin embargo, quedaron comoun trío, guitarra, bajo y batería, que a pesar de los éxitosterminaron vencidos frente a los egos y tensiones. Como suele pasar en muchas bandas, las personalidades de los componentes de ThePolice chocaron y provocaron su disolución. Así, en 1984, el grupo dio su última presentación oficial en Australia por la gira de su disco “Synchronicity”. Cinco discos fueron suficientes para convertir a The Police en una leyenda de la música vigente hasta el día de hoy, en parte, gracias a la carrera como solista de Sting, la que comenzó en 1985. Fue a partir de entonces que el británico se permitió experimentar en el jazz, soul y ser incluso un rockero trovador (“Songs from the Labyrinth”).
Escape
Sting lo dijo alguna vez. Con The Police alcanzaron todo lo propuesto: fama, dinero, mujeres, reconocimiento. Pero llegó un momento en que tocó fondo y quiso descubrirse a sí mismo, encontrando como salida a este callejón la disolución del grupo. De cierta manera, escapó de la agrupación en su momento de mayor peak. Quiso hacer cosas diferentes, más raras, basadas principalmente en el jazz. Era una necesidad creativa más que una estrategia comercial. Para Sting, la música es espiritual y en ella encuentra un método de reflexión. No tan solo en su carrera como solista, también cuando The Police aún existía. Dramas, melancolía, rabia, y por supuesto amor son muchos de los sentimientos que los británicos intentaron expresar en muchas de sus canciones. Algunas de ellas emblemas de la banda. Tal es el caso de “Every breath you take”. Para muchos el himno del romanticismo. Pero muy por el contrario, fue escrita cuando Sting estaba en pleno fracaso matrimonial con Frances Tomelty. O “Roxanne”, un clásico que habla del amor hacia una prostituta de París. La canción fue incluso censurada por tener un “contenido inapropiado”. Así, la característica voz de Sting ha convertido éxitos en emblemas de la música.
The Police como banda, y Sting como solista, han sido elementos importantes en el mundo musical donde generaciones han sido testigos y han crecido junto a quienes más representaban el significado del new wave, género definitivo de los años 80. Este estilo de rock derivado del punk y del cual Sting sigue formando parte, se ha hecho presente en Chile gracias al connotado cantante. Y a finales de mes, tenemos nuevamente el honor de escucharlo. Sin duda, Sting aún no termina de escribir su historia con el último rincón del mundo.
Por Carola Hidalgo.