En el segundo LP de los chilenos The Holydrug Couple, Moonlust (Sacred Bones/2015), suceden 12 pistas en 40 minutos con 20 segundos, y el lapsus basta para que el auditor divague y se pierda en lo que pueden ser 12 mundos inconexos, atados, quizás, por un tejido cósmico que en este caso podría ser un álbum. Al margen de las interpretaciones, su último trabajo de estudio dio la vuelta al mundo, acumulando críticas y reseñas generosas, pero sobretodo reacciones libres sobre la provocación.
En el semanario británico NME compararon pasajes del disco con los riffs de Kevin Parker de Tame Impala, y lo destacaron como uno de los mejores en su semana de estreno. “No habría sonado fuera de lugar en un episodio de la era espacial de la animación de los años 70”, detallan. En el sitio oficial del sello, miran la obra desde otra cima, y describen a Moonlust como un álbum que “pisa audazmente el territorio que esas grabaciones psicodélicas antiguas, especialmente de las bandas sonoras de películas francesas de los 70 y 80, y la discografía de Serge Gainsbourg”.
El impulso del sello que los edita importa. Michael Nirenberg, redactor de The Huffington Post y fan declarado de “los huesos santos de Brooklyn”, escribió de Atlantic Postcard (la canción que abre el álbum): “Un tema de pop brillante que pudo haber sido grabado en 1982, que llama la atención y lo pone a uno en un trance de discoteca”. En el turno de Light or Night (uno de los singles), apeló a la memorabilia: “Se siente como el Congratulations de MGMT. Contiene una producción con intenciones claramente psicodélicas. Con teclados y una línea de bajo que rebota como tratando de llegar a la pista de baile a través del Animals de Pink Floyd”.
El eco llegó incluso al sitio alemán Intro Magazine, que reparó en las siglas del grupo, THC, y en cómo esas tres letras dialogan con “un encanto anticuado y un sonido hogareño de los años 70 y 80, de ritmo pausado y tierno, a través de líneas vocales deslumbrantes que abren su camino hacia pistas de arena movediza y homogénea”
Además de las referencias psicodélicas, o psicotrópicas, y la vocación por la danza ácida, The Holydrug Couple también condimenta sus tracks con atmósfera electrónica, y en ese límite tripartito, el dúo baila y gravita en un lenguaje universal, codificado en sensaciones que emergen de sintetizadores y reflexiones que vibran en cada cuerda de sus guitarras sampleadas.
Consultados por el diario español El País sobre la razón del boom de la psicodelia en la música contemporánea, los chilenos responden desde la esquina de la industria musical actual: “Creo que es una moda. La psicodelia no es un género musical específico que refiera a aspectos estilísticos tan concretos. Hay bandas muy diferentes, que reciben la misma etiqueta de psicodelia. Si existe alguna tendencia de este tipo creo que no es más que una moda, la gente tiende a imitar y seguir a la masa en vez de hacer cosas diferentes”.
La búsqueda de Ives Sepúlveda (voz, guitarra, bajo y teclado) y Manuel Parra (batería y bases) se remonta a 2008, y desde entonces, la pesquisa continúa sumando. En la misma entrevista explican el motivo que gatilla su propia inquietud creativa, que parece consolidarse en cada trabajo de estudio. “Yo (Sepúlveda) personalmente hago música que me gustaría escuchar. O que siento que no existe en mi espectro. Tratamos de ahondar cada vez más en el lenguaje personal, y eso es una búsqueda constante e inacabable”.
Pocas veces un dúo chileno en formación acapara tanta mirada internacional. Algo en The Holydrug Couple encandila afuera; algo de su abanico de citas musicales habla de ellos mismos. Para quienes nunca los han escuchado, hoy es el momento. Antes que todos comiencen a hablar de ellos, menos tú.