Cuando Adwoa Aboah le pregunta a Tim Walker en una entrevista con ID Magazine, sobre sus consejos para los jóvenes fotógrafos, éste le responde: “la cámara es una caja negra. Y en esta caja hay un espejo. Este espejo se voltea por un mili-segundo y deja su huella en un trozo del negativo. Creo que la noción del espejo es muy vital para el fotógrafo. Debes ser honesto con aquello que te mueve, porque estará reflejado en la imagen“. Aquello es una premisa de la sensibilidad con la que Tim Walker se aproxima a sus proyectos editoriales, así como la relación conceptual y material que propone con la fotografía como detonante de todas estas imágenes. Walker es un frenesí visual que intenta redefinir la moda editorial rígida, creando de esta manera un mundo exuberante con la mirada puesta en la pintura pre-rafaelita y georgiana.
Tim Walker nació en la fría Inglaterra de 1970, donde desarrolló sus iniciales intereses por los retratos editoriales y documentales de Cecil Beaton, mientras trabajaba en el archivo del fotógrafo inglés en la biblioteca Condé Nast en Londres. Estos indicios de interés por la disciplina, lo llevaron a estudiar un BA Honors degree de tres años en Fotografía, en Exeter College of Art. Luego de su graduación, que data de 1994, se trasladó a New York, donde sirvió de asistente al maestro de la moda editorial análoga en blanco y negro: Richard Avedon. Si bien Walker cuenta que sus trabajos con Avedon tenían que ver más con limpieza y orden del estudio, tuvo una real pincelada del trabajo en estudio profesional que se dictaba como la tradición editorial. A su regreso a Londres, Walker se interesó por el retrato documental para la prensa inglesa, y no fue hasta sus 25 años que logró su primera publicación en Vogue UK.
Desde aquel primer destello en la icónica revista de moda, Walker ha logrado tergiversar aquel rígido universo que despliega el trabajo textil en su formato visual, y ha transformado la publicidad de alta costura en una visión artística y conceptual. La idea es precisamente utilizar la fotografía como medio para trazar mundos surreales, llevar esta visión a lo material. Lo interesante también es la aproximación analógica que posee Tim Walker, lo que habla de su tradición fotográfica, pero al mismo tiempo con su resultado fotográfico casi pictórico, intenta no sólo alejarse de la tradición editorial, sino que proponer la suya. Otro personaje que ha logrado aquello con eficacia y meticulosidad es David Lynch con su short film publicitario para Dior titulado “Lady Blue Shanghai”, deconstruyendo la forma en la que se muestra la publicidad de alta costura.
En el caso de Walker, se elevan dos ejemplos que datan del 2012 para Valentino Red, y el 2018 para Moncler, bajo la visión del mismo diseñador: Pierpaolo Piccioli. En ambas ocasiones, los colaboradores intentan salir de los márgenes y elevar las imágenes de la moda como un reflejo de la propuesta conceptual textil; en este sentido no es solo sobresalir, sino que expandir tanto los límites de la fotografía como de la moda. En el 2012, la promoción para la primera colección de Valentino Red (la marca extensión de Valentino) fue una exploración hacia el imaginario de Alicia en el País de las Maravillas con una paleta grisácea que exploraba las vetas de los celestes más desaturados. En 2018 para Moncler bajo la perspectiva de Pierpaolo, Walker se adentra en vestidos puffer presentándolos como esculturas suaves y curvas que se enfrentan al complejo blanco sobre blanco. La alineación conceptual entre diseñador y fotógrafo, es la clave en estas apariciones exuberantes.
Tim Walker se enfrentó a un proyecto fotográfico que culminaría en un libro, en donde tomaría en trabajo de Hieronymus Bosch para llevarlo a la fotografía contemporánea. Walker cuenta que “el trabajo de un gran artista siempre está como un eco. Muchos artistas y cineastas canalizan la oscuridad en el trabajo de Bosch.” Su interés particular por el pintor tiene que ver con llevar aquellos destellos de oscuridad y escenas articuladamente artificiosas a la fotografía de moda editorial. No se trata de recrear sus pinturas en fotografía, más bien interpretar la vitalidad y urgencia en su imagen y llevarla a la editorial de moda contemporánea, como una forma de retratar la esencia contenida en la pintura. “The Garden of Earthly Delights” es el título de este proyecto, el cual pretende llevar la pintura de Bosch a la realidad subjetiva del lente de Walker. Para esta ocasión el casting de modelos fue esencial, ya que cada rostro evocaba, tanto en el fotógrafo como en el receptor, una época y una particularidad: rostros victorianos, georgianos y pre-rafaelitas con una rara belleza surreal.
Bosch es el eje para entrar en un mundo pictórico lejano, en donde las modelos son el portal para entrar en la materialización de dicho lugar. Cuerpos brillantes y hasta pegajosos se unen a acentos dorados para representar los elementos y poses blockbuster del pintor, en donde el diseño de set es tan importante para elevar este mundo como los sujetos que componen la imagen. Shona Heath es la encargada de aterrizar estas propuestas, siendo la diseñadora de set clave en cada proyecto de Tim Walker, siendo también la encargada del montaje de su última y más grande exposición titulada “Wonderful Things“. “Ella entiende que una fotografía es esencialmente, muchas capas de texturas“, desde brillantes terciopelos que caen con gracia en el set, hasta destellos de color dorado, creando así con Walker, una visión hacia este mundo pictórico renacentista.
Walker es el sinónimo de exuberancia fotográfica. Posee una perspectiva disruptiva y que se entiende como la proyección honesta de sus gustos y preferencias en cuanto a la composición fotográfica. Entreteje mundos y provee portales hacia otras épocas, tanto en sus editoriales de moda como cuando trabaja para músicos: como la portada de “Fine Line” de Harry Syles y la sesión para Björk en el año 2017. Su magia se encuentra en el artificio manual, en la construcción de mundo, sus maquetas tamaño real, no en la manipulación digital. Esta interesante relación que mantiene Tim Walker con la cámara es una importante perspectiva respecto de los límites de las disciplinas, entendiendo entonces que no existe límite alguno cuando se trata de la fotografía del inglés. Tim Walker es el portal a mundos insuperables y a una honestidad que brilla por su colorida exuberancia.
“Todos son sueños: cada fotografía es una fantasía. No tanto los retratos, pero las fotografías de set son definitivamente fantasía, y creo que los modelos son en la imagen, una ventana para quien las mira, para cualquier persona, para poder ser parte de esta fantasía.”