Este pasado 7 de agosto, Camila Moreno presentó su tercer disco Mala Madre, en el Teatro Cariola completamente repleto, con un público expectante y con sorpresas que comenzaron antes de la hora de inicio.
Cada presentación que da la cantautora chilena, tiene uno que otro detalle que hace una dicotomía entre show y show. Y obviamente, este no fue la excepción, de inicio a fin cada elemento preparado dejo al público saciado por completo. Un encantamiento que comenzó con mujeres disfrazadas de brujas de la antigüedad, con capuchas y trajes largos, con palos de olor y un sonido sombrío que llenaba el teatro con miedo y misterio, imitando tal previa a un aquelarre. Además, frases explicativas de lo que es una “mala madre” y de agradecimiento se hacían proyectar en el escenario.
La expectación estalló al primer toque de “No parar de cerrar”, “Bailas en los polos” y “Libres y estúpidos”, esta última, ovacionada de inicio a fin. “Bathory”, fue sin duda, el momento más connotado de Moreno en toda su carrera, la máxima expresión de una mujer se hizo esperar para el outro de la canción, una Camila al desnudo, con senos al aire y la máxima efervescencia de todo espectador la cubrían de pies a cabeza.
La excitación máxima de la música dio paso al relajo, con dos temas tocados en uno de los balcones del teatro: “Sabré si al final” y “Ay”, ambos interpretados sin amplificación, permitiendo generar la intimidad extrema entre Camila y los auditores ahí presentes, coros claros y sonido perfecto.
Cabe señalar que el juego de luces sobre el escenario fueron el complemento perfecto a la hora de sentir la explosión musical de sonidos, de efectos y armonías inquietantes. Finalmente, como es de costumbre, “Yo enterré mis muertos en tierra”, llenando todas las sensaciones musicales del cuerpo a la máxima expresión que tiene el ser humano con la naturaleza. Así termino un show de dos horas exactas, agradeciendo a todo participante de este espectáculo, a su madre y a cada mujer que la influyó a ser lo que hoy en día es.
Esta es una futura mala madre, marginada, expulsada de la tribu por crear un sonido dicotómico y nuevo. Esta es una Camila olvidada por la sociedad y por los hombres, que deja ya, de lado la trilogía del despecho y da paso para experimentar con nuevos sonidos, rompiendo por completo el esquema musical de esta generación.