Para mediados de los 60 los Beatles ya habían recibido todo tipo de reconocimientos. Luego de haber lanzado Rubber Soul (1965), su sexto álbum de estudio, lograron posicionarse nuevamente como líderes de la música, con eso llegó también, el máximo reconocimiento para un poblador Británico: ser nombrados miembros de la Excelentísima Orden del Imperio Británico.
En Inglaterra, la clase dirigente de una u otra forma, tomaba las decisiones de la opinión pública, ahora siendo ellos los que se paseaban con la Reina Isabel, se transformaban para los medios en parte de la aristocracia. Y entenderás que en muchas partes el mundo pasar del pueblo a ser parte de la clase que dirige, genera más ruido que beneficios. Los Beatles fueron enmarcados en un cuadro al que no pertenecían y al que nunca quisieron aspirar.
Este reconocimiento marco el antes y el después de una era; a pesar de estos prejuicios entablados por la prensa, comenzó una etapa en donde los Beatles fueron el antagonismo con la clase dirigente y la cultura pop. Centrados en la opinión pública y en los nuevos sucesos de la cultura juvenil, los Beatles marcaron dos años de intensa evolución musical, social y espiritual.
De drogas y malos entendidos
Pero antes de entrar a estos años de evolución; mucho antes de los Beatles, cuando el rock and roll recién estaba germinando, el mundo de la ciencia encontraba nuevos universos, espacios y áreas de investigación que no habían imaginado, y esto solo por mera casualidad. El LSD o dietilamida de ácido lisérgico, fue sintetizada en 1938 por Albert Hofmann, quien buscaba un medicamento para estimular la circulación. Pero fueron cinco años más tarde cuando entendió los efectos del LSD. Por un error y una ingesta accidental de la nueva sustancia química, se dio cuenta de la gran creación que había traído al mundo. Por otro lado, en 1955, un banquero y micólogo aficionado recogió generosas muestras de un “hongo mágico” de la ciudad de Huautla de Jiménez, en el estado sureño de Oaxaca (México). Dos años después de su toma de muestras, publicó un artículo de no más de quince páginas sobre unos “hongos que causan extrañas visiones”.
Luego de esto, el mundo de la ciencia viró a nuevos horizontes mientras el LSD y los alucinógenos formaron parte de la sociedad como si nada, incluso los miembros del establishment psiquiátrico los consideraban como medicamentos milagrosos. Sería difícil mencionar los impactos de estos alucinógenos. El LSD se vincula a la revolución en el estudio de la cognición que comenzó en los 50, cuando los científicos descubrieron el papel de los neurotransmisores en el funcionamiento del cerebro. Pero además de esto (y lo que nos compete a nosotros), el impacto que con seguridad podemos mencionar es el haber tenido la etapa más experimental y enriquecedora de los Beatles.
Y es que la llegada de estos compuestos está vinculada al arribo de la contracultura de los años sesenta. Por primera vez, los jóvenes tenían un rito de conocimiento personal: el viaje de ácido, que los enviaba a un lugar mental que los adultos no tenían idea que existía (y posiblemente aún no lo sepan). El efecto en la sociedad se dice fue perturbador. Los Beatles no se desmarcaron de estos acontecimientos, al contrario, fueron los que pusieron el tema sobre la mesa de forma masiva, como pocos científicos lograron hacerlo.
Los Beatles: la evolución espiritual y musical
Los nuevos miembros de la Orden Británica forjaron un camino en base a la experimentación y, con ello, también trabajaron los peldaños para desprenderse de la clase dirigente en la que equivocadamente fueron asignados: comenzó una época de redescubrimiento personal, espiritual y musical.
En 1965, Harrison y Lennon interactuaron con el LSD por primera vez, Ringo los acompañó en el segundo viaje. Mientras tanto, Paul McCartney se sumergía en los suburbios encontrando un mundo de música que nadie le había presentado hasta ese momento. La burbuja en la que vivían los Beatles se estaba reventando por ellos mismos. El cuarteto comenzó a experimentar como si la música fuese un juego sin restricciones. El ácido se transformó en una vía experimental, fue el primer paso para que entendieran que el fin era más que un simple viaje, sino que el objetivo era lograr a un nivel espiritual lisérgico que los guiará por los abarrales de la mente (cosa que no lograron ni con el LSD, ni con ninguna droga, pero eso es otra historia).
“Apaga le mente, relájate y déjate llevar por la corriente” decía la portada del libro que insertó a Lennon en el mundo del ácido, pasó el tiempo y esa frase se plasmó para siempre en Tomorrow never knows del Revolver (1966), la canción más psicodélica grabada por los Beatles, en un contexto en donde lo “psicodélico” no existía. Si Rubber Soul le sugirió al mundo que la música pop podía ser un arte, Revolver lo confirmó. Y qué hablar de lo que vino después con Sgt. Pepper’s (1967), con este álbum se encargaron de enseñarle al mundo que la experimentación es constante o no será. En otras palabras los Beatles, gracias a esta evolución espiritual y musical hicieron del rock una obra de arte, literal y figuradamente.
Antes de los 60 las drogas psicodélicas, como las conocemos hoy en día, eran el camino a un viaje mental que transitaba por la conciencia, la espiritualidad, la religiosidad, la trascendencia y mucho más que es imposible explicar con simples palabras. Hoy en día, este tipo de alucinógenos tienen una connotación más que negativa, sin tener conocimiento de causa alguno. Los de Liverpool hicieron la labor de insertar temas en la sociedad, los Beatles dejaron en claro – sin siquiera quererlo – que el mundo y sobretodo las artes, son una experimentación y si no formas parte del cambio estarás destinado a la decadencia y a la nostalgia.
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