Sabemos que es una de las islas que conforman la Polinesia, que pertenece a Chile, que bailan Sau-Sau y que los Moái son estatuas milenarias, las quedesde siempre, han sido la mayor representatividad del lugar. Hace años supimos cómo se saludaba y despedía con “Iorana”, una teleserie de la pantalla chica que, además de contar infinitas leyendas, nos permitía viajar a paisajes de ensueño. Pero poco sabemos de la música que existe en Isla de Pascua, este pedazo de tierra ubicado al medio del Océano Pacífico y que en marzo enviará a dos grandes representantes a Lollapalooza 2017.
“Amahiro”, una banda que se consolidó el 2012, está integrada por seis músicos. Escucharlos es verdaderamente terapéutico. Quienes vivimos en Santiago (y probablemente no pase solo en la capital) lamentablemente ya estamos acostumbrados a llevar un ritmo de vida un tanto salvaje: ruidoso, irrespetuoso, estresado, acelerado, rutinario. Pero pasa que, al escuchar Amahiro, se entra en trance, un estado absolutamente contrario a lo descrito. El canto en rapanui y el sonido suave de las cuerdas de la guitarra, logran que nuestra mente viaje a la Isla, imaginando que allá el estilo de vida es completamente opuesto a lo que estamos acostumbrados a ver. La música es aún más mágica de lo normal, y tiene esa maravillosa capacidad de trasladar en mente y alma .
“La banda hace temas con sentido”, dice Mario “Ama” Tuki, vocalista y guitarrista del grupo. Pero ¿qué significa eso realmente? La importancia del mensaje que se transmite por medio del canto pasa a ser el factor principal de su música. Temas como la familia, la paternidad o la protesta son un fiel reflejo de la realidad en la Isla. Sobre todo en estos tiempos, donde la calle habla por sí sola gracias al poder de la voz ciudadana,es donde Tuki hace referencia: “Son letras que hablan de la juventud en general y cómo tienen que asumir un rol mucho más activo en la sociedad. Nosotros lo planteamos desde la visión de la Isla, pero el mensaje es mucho más global”.
Por otro lado, está Enrique Icka, uno de los músicos más reconocidos de Rapa Nui. Con tres discos grabados y preparando el cuarto, Icka no solo fue invitado a Lollapalooza 2017 luego de haber recorrido Chile presentando su arte. También ha viajado por Estados Unidos, Argentina y Brasil. Su mensaje nació, principalmente, en la sociedad de la Isla. “La generación en la que crecimos nosotros tenía mucha magia e inspiración. Y eso es lo que necesitamos para ir generando agentes de cambios positivos”, cuenta. Para Icka, la transmisión del mensaje es mucho más profunda: hay que entender que todos somos una persona. Es difícil pensar que aún existe gente que cree en la unión como un puro ser, cuando la actualidad mundial se mueve en base a ganancias económicas y políticas, donde los conflictos de interés son pan de cada día y donde la competencia destiñe el trabajo en equipo. “La idea es no permitir que nuestras mentes nos clasifiquen o estemos separados por idealismos. Más bien, si voy al otro lado del mundo voy a ver personas iguales a mí”.
Derrumbe de fronteras
Sin duda uno de los tantos desafíos que Amahiro y Enrique Icka tienen en su carrera como artistas, es lograr romper con las barreras musicales estando en la Isla. Sin embargo, los tiempos han cambiado, y con ellos, cambió también la tecnología. Sí, es un arma de doble filo. Pero para estos pascuenses ha sido una verdadera herramienta de exportación. Spotify, Redes Sociales y iTunes han servido para que ambos músicos puedan mostrar la realidad que allá se vive, adaptable a bastantes escenarios más locales. “Hoy estamos conectados con todo el mundo, pero la tecnología, a pesar de que es buena, hay que saber entenderla y no abusar de ella”, dice Icka. Pero el hecho que existan estas herramientas que mejoran o acaban con las fronteras de la comunicación, también implica que surgan otras vías que empeoran: el disco físico huele a muerto. “A la Isla llegan 10 mil turistas al año y muchos se interesan por nuestra música. Tenemos la facilidad de decirles ‘bájala en esta aplicación’ o ‘ingresa a esta web’. Eso permite que lo pueda compartir en el instante y también nos ayuda a ser nosotros más flexibles. Además, le da un carácter más serio a lo que uno hace”, añade Tuki.
Y no tan solo la exportación de las artes pasa a ser un tema cuando se está tan lejos de la escena nacional. La competencia y la integración de distintos géneros y bandas es también un obstáculo a la hora de querer salir a luz. Porque no se trata solo de transformarse en famoso y que te reconozcan, también tienen que estar las ganas de integrar y querer conocer nuevos estilos. Eso, en el mundo local donde las bandas consagradas suelen estar primeros en la fila y las emergentes se multiplican como Gremlins, es una valla difícil de saltar. “La escena musical en el continente está tomada por ciertos grupos y se da vueltas en eso. Porque ahí está la economía de la industria musical. Pero el resto de las bandas que luchan y hacen carrera para difundir su trabajo tienen que hacer full autogestión. Lamentablemente no hay una red de apoyo específica”, se queja el vocalista de Amahiro.
En la filosofía china, el Yin Yang representa la unión de dos fuerzas opuestas que no pueden sobrevivir una sin la otra. Es decir, es un símbolo de equilibrio. Pero también, es la mejor descripción de la vida de un músico, según Enrique Icka. El Ying pasa a ser la canalización de las artes que todo ser humano tiene en su interior, la que se ve en constante conflicto con el entorno, los pares, la competencia. El Yang, básicamente. Ese Yin Yang no es más que el ego que resalta en muchos artistas que se ven amenazados cada vez que surge un nuevo talento, “pero hay que trabajarlo. Esa es la magia que ocurre cuando uno se conecta con otros artistas. Hay algo que te vuelve a orientar hacia el camino que uno comenzó, a los inicios, porqué uno hace lo que hace”.
Icka toca otro tema importante y que maneja los mercados actuales más allá del musical: el marketing. El motor que mueve a este isleño es el mensaje que se busca transmitir, mucho más que aparecer en escenarios o hacerse reconocido. Y en ese sentido, el mercadeo es un verdadero obstáculo: “Hay que adecuarse a los estándares de ese marketing para que tu música se pueda vender. El reguetón, por ejemplo, no hace más que perjudicar a nuestros niños, pero vende. Es importante aprender a escuchar, a sentir y a educar a los hijos”.
Es por esto que la invitación a Lollapalooza 2017 es un evento primordial para ambos músicos. Una manera más de gestionar arte entre la gente de la Isla y los del “conti”. La música, no solo en Internet, se viraliza gracias a escenarios como Lolla, lo que provoca un cambio en la difusión y visibilidad de las artes. “Si va una banda como nosotros, de orígenes étnicos, se entrega un mensaje súper potente a la audiencia en general. En el fondo, existe esta música y es absolutamente apta para un festival de este tipo. Genera interés y eso es muy positivo”, dice Tuki.
Música en la Isla
Los pueblos originarios, esos ancestros en los que tanto creen, son alabados a través de la música. Es ella la herramienta principal que los mantiene vivos. La importancia que hasta hoy tienen para el pueblo de Rapa Nui se refleja a través de las artes, la mantención de la lengua y el tributo gracias a enseñanzas que, desde pequeños, están acostumbrados a escuchar. Por eso, tanto Enrique Icka como la banda Amahiro, son parte de Fundación Toki. El primero, ingeniero constructor de profesión, es el responsable de la creación de la primera escuela de música hecha con materiales reciclables. Además, por su parte, tiene una escuela gratuita donde recibe a 70 niños. Por su parte, Amahiro está 100% involucrado en la música contemporánea de la Isla. No solo tocando, sino también tratando de generar convenios, por ejemplo con la gente de Lollapalooza, para que exista un espacio permanente en el festival dedicado al arte pascuense. “Nuestro objetivo es hacer curatoria: ver las bandas, que ensayen, curarlas y prepararlas para que lleguen a cierto nivel. Queremos generar convenios con distintos eventos para que las bandas de acá sean visibles en otras partes”, explica el vocalista.
Al preguntarles cómo creen que será el recibimiento de la gente en marzo 2017, ante un festival tan grande y popular como Lollapalooza, el lider del grupo no tiene expectativas de nada. Simplemente quiere pasarlo bien y que la gente conozca más de la Isla a través de ellos. Por otro lado, Enrique Icka quiere estar acompañado de la pianista Mahani Teade, quien además es su mujer. Su idea es hacer algo “unplugged”, un formato tranquilo, donde está barajando la posibilidad de cantar incluso con un coro de niños.
La invitación para conocer y disfrutar de esta música que, esperamos se masifique cada vez más, está hecha. Además de querer ver a grandes bandas y esperar ansiosos a los más consagrados, la idea de Lollapalooza es también ser un canal viable y popular para ampliar el sentido musical de la población. La historia de la Isla es un relato respetable y único. Verlo en el escenario será un viaje express al mágico mundo de Hanga Roa.
Por Carola Hidalgo.
