Moby. Un personaje caótico e icónico a más no poder. Se inserta como una de las figuras musicales más intrigantes e interesantes en la electrónica de finales del siglo XX y principios de XXI. Hoy, su activismo vegano permea sus quehaceres artísticos, y también nos podemos dar cuenta que ambos mundos siempre han estado estrechamente conectados. Aquello es justamente lo que hace su documental, Moby Doc, buscar aquellas relaciones de una forma poco convencional y mostrarnos la “real” faceta del músico. Y decimos real entre comillas ya que es justamente la ficción que se cuela como realidad uno de los temas prominentes de este potente documental recién estrenado en el Festival Internacional de Cine Documental Musical In-Edit.
Moby abre su propio documental dando explicaciones al por qué de tal proyecto. ¿Es narcisismo? ¿Es su real historia? ¿Por qué contar la historia de su vida? La respuesta es compleja, pero a la que llega el artista tiene que ver con las expectativas de una vida de fama y su intención por desmitificar esta idea tan errada. Moby nos muestra en esta narrativa adicciones, depresión, intentos de suicidio, enfermedades, y todo lo anterior rodeado de una vida que podríamos catalogar de lujosa. Pero aquel no es el Moby que empieza el recorrido. Empezamos por conocer a su familia y el drama que lo persigue desde que tenía apenas un par de meses de edad. Todo esto con actos de ficción que se cuelan en lo ridículo y a la vez fidedigno.
Dirigido por Robert Bralver, artista que ha colaborado durante décadas con Moby, este es un proyecto que se hace llamar documental biográfico surrealista, y si ya te has inmerso en estos 92 minutos sabrás el por qué. La narrativa de este hito audiovisual es bastante peculiar: navegamos por un estilo de documental psicológico pero que bordea el periodismo y el archivo, sin ir necesariamente en línea cronológica. Moby nos conduce por su vida pero nos muestra la entropía que él nos quiere mostrar, vamos avanzando por períodos de su vida al mismo tiempo que vemos su futuro irreconocible.
“Take the fear and make it interesting” nos cuenta hacia la mitad de la película, y cada vez aquella frase hace más sentido cuando nos vamos familiarizando con su vida. Desde Harlem hasta una fábrica abandonada, Moby lo ha vivido todo de la manera más precaria posible, sin dejar atrás el oficio de la música. Diríamos que la música y los animales son los dos elementos más estables en su vida. Mientras que la entropía ronda su diario vivir. Y a la vez aquel caos nos llega en forma de narrativa poco convencional, y que de hecho podríamos llamar collage narrativo. Este documental es una especie de pegoteo de archivos, sketches cómicos, dramatizaciones y entrevistas que forman un autorretrato. Moby nos muestra una narrativa tan fragmentada como su vida.
Y eso es precisamente lo que lo hace ser uno de los documentales más potentes de la competencia del In-Edit. Esto es crudo al mismo tiempo que son snippets editados de su propia vida, de la forma más honesta posible quizás. Este documental es un autorretrato de la fragilidad y la catarsis de vivir: sin filtros, sin anestesia, sin tapujos. Crudeza a tal punto que pareciera ridículo. Pero es ahí donde juega este film, entre la incomodidad de la verdad y la lucha por sus valores personales.
Nos damos cuenta al cierre de este acontecimiento narrativo que la real motivación de Moby estos días es luchar. Y no cualquier lucha, sino una vegana. Una que muestra la verdad incómoda también de la comida, de la industria ganadera y de la tortura que todo lo anterior conlleva. Llevando 3 décadas ya siendo vegano, Moby nos invita a una lucha consciente y además empática, sin exigencias en su discurso ni menos prejuicios. Y de lo que menos hemos mencionado en esta reseña es la música, y aquello tiene que ver con que la música es una cosa obvia cuando pensamos en la historia del artista, pero son estos otros detalles los que hacen este documental intrigante. El archivo musical, las conversaciones con Bowie, sus confesiones que parecen terapia, su rol en su familia disuelta.
Cada uno de esos detalles conforma el caos que es Moby. Pero aquel caos encuentra un orden lógico, y se llama Moby Doc. La entropía misma hecha documental, hecha autorretrato. Una maravillosa obra que al fin baña las pantallas de Santiago.