El 20 de agosto y el 5 de septiembre de 1977, la NASA lanzó dos naves espaciales desde el centro de vuelos ubicado en Kenedy, Florida. Se llamaban Voyager y cada una de ellas cargaba un mensaje para que fuese encontrado por alguna especie extraterrestre con inteligencia. La idea era que descifraran nuestro paradero e intenciones de adentramos en el universo en son de paz.
Además de imágenes, coordenadas, cifras, sonidos de animales y saludos en más de 100 idiomas diferentes, cargaban música de variados estilos y niveles. Hace unos días, la NASA compartió de manera íntegra todas las canciones que componen esos dos discos de oro. Acceder a todas las canciones era fácil; sin ir más lejos, se podía googlear el listado completo que lo componen artistas de la talla de Sebastian Bach y Chuck Berry.
13 años después del lanzamiento de Voyager 1, ésta pasó la órbita de Neptuno y prácticamente salió de nuestro sistema solar. Mientras transcurren los años, las sondas espaciales siguen enviando información de su posición. Cuando la Voyager 1 sea encontrada, El Concierto de Branderburo N°2/3 de Sebastian Bach será nuestro primer contacto con vida extraterrestre.
¿Cuál es la importancia de estas cápsulas? En que pasados 4.500 millones de años, y luego de que el Sol haya consumido su energía hasta envolver a la Tierra, esa música será nuestra única muestra de lo que alguna vez fue la humanidad.