El Velódromo del Estadio Nacional se había transformado en una gran fiesta pop cuando Foster The People amedrento con su metralleta de hits ideales para menear el cuerpo. Lo verde del pasto se tornó de manera instantánea en una pista de baile, Sit Next to Me cerró con un broche más que satisfactorio la actuación de los formados en Los Ángeles, California y dio pasó al último tiempo de Colors Night Lights: Noel Gallagher’s High Flying Birds.
Entre una tranquilidad poco usual para uno de los mejores compositores que se tienen hoy en día en la historia de la música, se le esperaba al que hace no más de 24 horas había tocado en un histórico show en Concepción. Noel Gallagher se hizo sobre el escenario de una manera sencilla y humilde, sin parafernalia y sin el narcisismo típico de frontman, ese que espera a que la banda tome posición y sale entre aplausos dirigidos hacia su ser, este no fue el caso, a la par con sus compañeros se posó sobre la audiencia. Fort Knox rompió el silencio frío que el británico acarreaba y marcó un punto a parte en lo que se conoce de este Gallagher. La reinversión es parte de la música y bien lo sabe el “salvador de Gran Bretaña“, quien con su último álbum “Who Built the Moon?” sale de su zona de confort, de los himnos de medio tiempo y las referencias a los Beatles a un territorio más colorido y espacioso: toca la electrónica ambiental y un brillante híbrido de dance-rock con guiños a New Order.
Pero aún así, los clásicos himnos de estadios son parte del repertorio, quizá más por la expectativa del público que por gusto, Little by Little, Whatever o Wonderwall fueron algunos emblemas de Oasis que se hicieron sonar y corear. Lo interesante de estos flashback fue el recado bastante directo que le hizo a Alexis Sanchez, ya lo había mencionado en Concepción y lo volvió a recalcar en Santiago, básicamente fue un ‘que se pudra’ por haber firmado con el United, pero en todo burlesco y no agresivo. Noel no deja el fanatismos por el fútbol de lado, factor en común con su hermano Liam, pero por lo menos el primero sí termina los shows.
Sinceramente, la puesta en escena es bastante agradable, romper con el cliché de Oasis es lo mejor que pudo haber hecho, pasearse por una introspección sonora renovada es lo que Noel debió haber desarrollado en sus comienzos de carrera solista, porque aún quedan individuos anhelando por las canciones más populares de Oasis, cosa que no está mal, pero de vez en cuando podrían superarlo, es difícil claro, pero no imposible. Así se posó un show maduro, sólido y anti-nostálgico, porque si bien “Don’t Look Back in Anger“ se hizo con la penúltima parte del setlist, el de Manchester fue más un interprete en frío de las canciones que alguna vez lo hicieron repletar estadios.
“All you need is Love” cerró la jornada, un final no de lo más apetecible pero eficiente para calmar las ansias de ver a un Gallagher en la capital de Chile. El show que incluye drones electrónicos, dance-rock y saxofones demuestra que alguien es un músico que definitivamente no está atascado en el pasado.