Nos encontramos a 23 años de aquel mítico día en el que The Brian Jonestown Massacre hacía su debut con una colección de grabaciones tempranas “Spacegirl and Other Favorites”, lo que sería sólo el comienzo de unas décadas infestadas de drogas, riñas desenfrenadas, violencia, ansiedad y ego. No cabe duda que sin estos componentes que logran separar amistades, BJM no sería lo que conocemos hoy como tal. Más conocidos por revivir a los Rolling Stones del sesenta en un momento en el que de lo único que se hablaba era de britpop, crean una concentración explosiva de 16 álbumes constituyéndose hoy como la banda esencial para el movimiento psych de nuestro siglo.
Fluctuaban entre 7 y 8 integrantes hacia los noventa, dependiendo de la cantidad de disputas que se provocaban dentro de la banda en su mayoría- por no decir todas- lideradas por Anton Newcombe, vocalista, guitarrista y cerebro de los originarios de San Francisco. Éste line-up entonces, llegó a incluir a nada menos que a Peter Hayes de Black Rebel Motorcycle Club hacia el ’97, quedando hoy como sobrevivientes Ricky Maymi, Joel Gion, Collin Hegna, Ryan Van Kriedt, Dan Allaire y Rob Campanelle; formación que esperamos éste próximo sábado en el Adidas Stage como antecesor de Primal Scream en el Fauna Primavera.
Lo curioso siempre ha sido el nombre, The Brian Jonestown Massacre, llega a sonar aleatorio pero las referencias se mantienen claras. Por un lado nos encontramos con un fundador de los Rolling Stones, el señor Brian Jones, y por el otro el famoso suicidio colectivo de la secta de Jonestown en Guyana, liderada por Jim Jones. La ironía entonces se junta en una singular frase que ha marcado el gusto musical de varias generaciones.
Remontándonos hace 1996, nos encontramos con lo que consideramos un gran hito y que se ha llegado a considerar la mejor época para Brian Jonestown Massacre, dónde lanzan 3 producciones de larga duración formando una “trilogía de oro” que podríamos catalogar de un homenaje a los gloriosos sesenta, en especial a los primeros años de los Rolling Stones, añadiendo referencias de Bob Dylan, Bowie, Beatles, The Byrds y hasta The Doors. Nos referimos entonces a “Take It From The Man!”, “Their Satanic Majesties Second Request” y “Thank God For Mental Illness”. En este brillante trío podemos mencionar en primera instancia a “Take It From The Man!”, que lidera los charts como mejor álbum de BJM y uno de los favoritos de su creación del mismo Newcombe. Grabado entre noviembre del 95 y febrero del 96 en California, consta de 69 minutos, en donde encontramos destellos garage rock británicos y hasta R&B creando un álbum psych garage construido, como muchos de sus álbumes, con presupuesto mínimo.
“Their Satanic Majesties Second Request” nos presenta una obvia referencia al sexto álbum los Stones “Their Satanic Majesties Request, atravesando un caleidoscópico viaje inyectado de drogas con tendencias drones desérticas y tangentes psicodélicas en esencia. Para un ingenuo receptor la confusión con un temprano Rolling Stones no es azarosa, haciendo que “Thank God for Mental Illness” sea propuesta como una versión más oscura del “Paint It Black”, creando un álbum mayormente acústico lo-fi, de proceder psicodélico con influencias country, blues y folk.
La sucesión de esta trilogía emerge de un ambiente casi hostil y lisérgico, el cual podemos encontrar en el documental “Dig!”, que no sólo recorre la historia de la banda de Anton Newcombe sino que también la de The Dandy Warhols retratando la relación de amor/odio entre ambas. Un documental que atraviesa 7 años de material audiovisual es una caótica y agridulce rivalidad en la que el abuso de drogas y el narcicismo capturan a los amigos/enemigos, escenas que el líder de Dandy Warhols describe como un piño de músicos que abusan de drogas, no comen mucho, consumen alcohol y no duermen, y en dónde la irritabilidad y las peleas son inevitables. Ésta es una faceta que quedó para la rehabilitación, años en los que las peleas físicas también se realizaban en vengativas con forma de canciones, un pequeño repaso por las memorias perdidas de los integrantes y que diez años después los mantienen en la cumbre del psych como veteranos invencibles.
A lo largo de su existencia han planteado diversas formas y acercamientos al “género” que se acogen, traspasan la rivalidad con “Give It Back!”, nos devuelven esperanzas con “Bravery, Repetition and Noise” del 2001 o rozando lo atmosférico con “The Bloody Underground”. Lo indiscutible es su fuerza y persistencia en una escena que intentan no se derrumbe con facilidad, sacrificando a veces la misma formación de la banda, en su más reciente pérdida: Matt Hollywood.
El esperado debut de éstos genios será finalmente realizado éste fin de semana en Las Condes, en un show que le hubiéramos entregado la clausura del la jornada día del festival. ¿Qué podemos esperar del show? No disputas entre integrantes, pero un viaje que resume más de dos décadas reviviendo a los sesenta en una auténtica y honesta forma, creando material denso y de deleite indiscutible. Intentar hacer un repaso que por lo menos le haga justicia a Brian Jonestown Massacre sería casi imposible, pero el adelanto que podemos presagiar es una aventura desenfrenada y que aparece hoy con “Third World Pyramid”, nada menos que su décima sexta producción lanzada hace tan sólo dos semanas. Nos quedamos con esta última premisa que finalmente los detiene por el fin del mundo, haciendo presente no sólo su capacidad inagotable de producir material sino que su continua habilidad de expandir sus propias fronteras.