Por Emilio Contreras y Gonzalo Silva
Nueva York fue la cuna del punk. Y CBGB el lugar ecuménico donde Iggy Pop, New York Dolls y The Ramones fundaron el punto de unión que marcaría el antecedente necesario para lo que vendría. Television fue la primera banda en tocar allí. Y a pesar que alguna vez fueron comparados con The Velvet Underground, el grupo siempre abrazó la segunda línea de la notoriedad, quizás con gusto y empatía
En el show del jueves en el Teatro Oriente, el actual cuarteto mostró sus diversas capas. En vivo, dibujan paisajes y estilos memorables y ya recorridos. Blues, punk, rock y todos los conceptos y clichés que Tom Verlaine maneja perfecto y por los que es comparado, incluso, con tipos como Neil Young. Television es un referente para las bandas post 00, que nacieron bajo el alero de la renovación, del ocaso y de internet, la herramienta que les permitió sin dudas acercarse a grupos que alguna vez vivieron del boca a boca, como este.
The Strokes, Yeah Yeah Yeahs, fueron bandas que heredaron su sonido. Sonic Youth, The Clash, Primal Scream, entre otras, las que lo entendieron y cosecharon. Televisión se trata de tocar la guitarra casi estrujándola, con los dedos apretados, reventando el sonido pero cristalizando la mueca de su desgarro, estilizándola, al estilo primitivo de The Rolling Stones pero sin perder su noción de belleza, como el blues triste y enrabiado que se vuelve querible, terrible y entrañable por su dolor auténtico.
La edad en ellos no pasa en vano. Y la frase no le quita méritos a la leyenda, ni a la sensación indescriptible de verlos tocar en vivo mientras un trozo de historia se deshoja en una hora veinticinco minutos.
Television es patrimonio. Es un viejo club de fútbol lleno de gloria y no tantas estrellas, con finales perdidas y una que otra ganada al último minuto, ahora reconstruido y sobreviviente en la coyuntura de la Sociedad Anónima. De reojo parecen absolutamente ausentes de picardía, pero serios y responsables en la ejecución sonora, amateurs no en el sampaolesco sentido de la palabra. Como en la vez que Brian Eno quiso involucrarse con ellos como productor para grabar un demo, provocando el rechazo de Verlaine, que consideró el resultado “sin resonancia”.
Concierto sobrio e intenso el de Television en Teatro Oriente, con momentos de krautrock y otros de blues y de jazz, con instrumentales que se elevaron por sobre los 7 u 8 minutos y espacio generoso para hits y emblemas del catálogo. Los instantes de improvisación y frenesí calculado fueron los más altos, pero también los momentos experimentales, y los largos minutos en que Verlaine obvió al público y de costado hizo de su guitarra una marcha incesante y lúgubre.
Mención aparte merece la conversación cósmica entre Verlaine y el baterista Billy Ficca, fundadores del grupo y motores y generadores de nostalgia instantánea, cuando sobre el escenario se miran y se mueven al mismo ritmo de un tejido filoso, psicótico, violento pero siempre estético de Television.