Su mirada era indescifrable, la expresión era pálida, teñida por una atmósfera oscura, irreal. Al medio del escenario una botella de whisky la esperaba: la ingiere y paulatinamente domina la situación, encaminando las emociones con su voz. La descripción corresponde a la última oportunidad en que Alice Glass y nuestro país compartieron un encuentro, fue en el festival Lollapalooza de hace ya más de 4 años. Pero dichas palabras pueden ocuparse sin problema para una infinidad de labores, incluida la caracterización de su música, una que tendrá su debut en los próximos meses y que ha sido cotejada por más de un año.
Luego de un relativo silencio al estrenar Stillbirth, pieza que narraba una abusiva relación que dejó fuertes consecuencias emocionales en la intérprete, reveló algunos detalles de su debut en el estudio tras la salida de Crystal Castles. “Desde un principio sabía cómo quería que las cosas sonaran: siniestras y dulces, pero ahora el sonido evolucionó. Algunas canciones suenan más como ser comido por hormigas de fuego y algunas canciones son como ser consumido lentamente por una serpiente”, revela a Vice.
¿Fecha? Aún se teje en el misterio, pero todo indica que la edición sería inminente. Además, en la conversación, aprovechó de enviarle un recado a los artistas norteamericanos y la situación de Trump en dicho país. Cuenta que tienen el poder para generar un cambio y revelar las injusticias: “Mucha gente en el otro lado está criticando a los artistas por ser vocales y hablar al respecto, pero eso es sólo una estrategia para silenciarnos. La gente en la industria de las artes y del entretenimiento tiene mucha influencia para ayudar a las ideas progresivas a ganar fuerza”.
La sorpresa mayor de cualquier forma está en otro tópico: podremos escuchar claramente su voz, sin distorsiones o efectos añadidos. No olvidemos que a lo largo de su estadía en Crystal Castles, su canto era fuertemente eclipsado por efectos digitales, incluso en los espectáculos en vivo era difícil apreciar si quiera lo que balbuceaba.
Un proceso que se ha extendido por varios años, lógicamente incluyendo un re-descubrimiento personal. “Con 16 años formé Crystal Castles y de repente me vi en una gira constante durante seis años. De lo único que sabía era de la vida en el backstage, de hoteles y de ir de avión en avión. Solo escuchaba Darkthorne porque no tenía tiempo de descubrir grupos nuevos. Ahora puedo perderme en mi propio mundo interior y no voy a hacer más música con el mismo gusto de cuando era una adolescente”, lanzó en 2015.
“Ahora que llevo un tiempo alejada de la agenda y de las giras agotadoras, he tenido tiempo para reflexionar y he decidido que quiero empezar a ser yo misma. Ya no tengo que rendirle cuentas a nadie y puedo tomarme mi propio tiempo para crear. Prefiero que vengan 20 personas a mis conciertos a llenar estadios y vivir en una mentira”, agrega.
“Mi proyecto como solista trata varios temas, entre ellos la manipulación, la presión social, la sensación de que alguien en quien confías te ha traicionado… Todo el mundo ha pasado por ello en algún momento de su vida”, cierra.