Después de la olvidable presentación de The Ganjas ante un Teatro Teletón que comenzaba a llenarse, cinco músicos suben a escena y realizan una coreografía de señas y miradas a la mesa de sonido, donde la comunicación no fluye como se espera y terminan un buen rato en medio del escenario ante la mirada curiosa de un público que se nota expectante del inicio del show. Para sorpresa de algunos, esos cinco sujetos eran los mismos Wild Nothing, que tras un ir y volver del camarino, se pusieron en sus puestos y sin mediar palabra empezaron con su viaje adornado por guitarras onirícas y ritmos marcados.
Con unos minutos de retraso, todo parte con Nocturne, del disco del mismo nombre, uno casi perfecto y que es pieza clave para entender la carrera de Wild Nothing y de cómo suena el lado más amable del indie de esta década. La banda visita Chile con la excusa de promocionar el disco Indigo, lanzado el año pasado, donde exploran sonidos ochenteron basados en el uso de sintetizadores y hasta un saxofón que protagoniza solos sencillos, pero no por eso menos rimbombantes. Poco tiempo dedican para conversar con el público, y cuando pasa, es la voz de Jack Tatum, la mente maestra detrás de los cuatros discos de la banda, quien interrumpe para agradecer y demostrar entusiasmo ante el hecho de estar tocando en el mismo escenario en que Ride hará lo suyo minutos más adelante.
El breve pero intenso set de la banda va y viene entre disco y disco. Se hacen evidentes estos paseos por el tono y la propuesta de cada canción, que siguen en la línea del dream pop, pero a veces decorados por sintetizadores y ritmos hipnóticos, y otra parte por guitarras clásicas de Nocturne. Aunque no lo parezca, Nocturne es un disco inmensamente popular, y no pocos se lo han topado en su peregrinaje por los recomendados de YouTube (su video full album en la plataforma tiene más de diez millones de plays, algo sorprendente para un disco completo), esto podría jugarle en contra al medir sus canciones con el resto de la discografía de los de Virginia, pero aún son capaces de mantener captada la atención y la intensidad en un show que se hace corto y que perfectamente pudo haber satisfacido a un público mayor de personas.
El show de Wild Nothing fue el punto más fresco del Aniversario Fauna, que no tenía algo más interesante que exhibir aparte de su show de cabecera. Una recopilación de canciones que van más allá de las limitantes del indie, sino que se centran en texturas y sensaciones particularmente apaciguadores en medio de tanta distorsión y shoegaze.