Después de debutar el pasado 2015 con su Dimension Plasma y mostrar ese acérrimo gusto por bandas como Hawkwind, tirando de la vena más clásica o Samsara Blues Experiment desde las vertientes más pesadas, los alemanes de nombre impronunciable ZQKMGDZ están de regreso con su nueva obra “Orbit Dualkraut”.
Nuevamente bajo la batuta de Pink Tank Records, el power trío de Lübeck compuesto por Don Alfredo, Don Fernando y Don Libido, vuelven un poco más extensos que su anterior primer disco, con una canción de más y una producción mucho más refinada.
Dentro de esa psicodelia espacial que gravita bajo el cielo de la ciudad alemana, estos tres músicos forman su núcleo haciendo girar a las estrellas que componen su nuevo redondo. Un disco que llegó en diferentes ediciones bastante elaboradas por el mencionado sello alemán el pasado 26 de Agosto, fecha de lanzamiento de este “Orbit Dualkraut”.
Los músicos entran de lleno como la explosión de una supernova con el primer acto compuesto por las piezas “Plasma Russian” y “Hypergiant”. Enganchadas la una con la otra y tanto que las diferencian, dos mundos opuestos pero unidos bajo un mismo conducto. El intercambio de voces entre limpias y guturales y los dominios del riff de guitarra se postulan como los puntos a tener en cuenta en un inicio bastante pesado, tirando al stoner espacial y dejando multitud de detalles, sonidos orientales, arreglos a la guitarra para tu trance espiritual, improvisadas jam dónde purgar tu mente a través del buen hacer de estos astronautas y toda la fuerza que pueda adoptar cuando este demonio se dispone a sacar su cara más siniestra.
En una versión un tanto más corta, “Monokraut Jupiter” empieza a ganar puntos al redondo. La duración para el audio idóneo en formato vinilo les jugará una mala pasada a los que quieran encontrar la versión larga de esta pieza que si tendrá su versión larga en formato CD. Lo que está claro es que llegados a este punto, los músicos se elevan hasta la parte final de la atmosfera, dónde el cielo azul se convierte en el negro espacial, dónde comienzan a tocar las estrellas a través de esos pasajes intensos y atmosféricos y su guitarrista haciendo las delicias del respetable que empieza a sentir esa sensación acalorada en el interior de tu cuerpo disfrutando de este magnífico chute galáctico.
La canción que lleva el nombre del disco se caracteriza por el suave traqueteo a las cuerdas, desde su lado más dulce hasta su parte más fiera y con el batería implorando diferentes ritmos a este navío espacial que muestra su cara más improvisada. En realidad, casi que lo considero yo una antesala para la pieza final “Ape Apocalypse Monkey Doom” la cuál, como su nombre indica, la jerarquía del doomentra en juego. Más lentos y demoledores, penetran en tus oídos dónde nuevamente las guturales vuelven a entrar en juego. Todo esto en un primer segmento de canción, hablamos de la pista más larga del álbum, más de 14 minutos son mucho tiempo el que le dan para que estos tipos saquen su alma más creativa a pasear y tampoco es que se lo piensen mucho. El segundo tramo viene por la a través de esa jam improvisada que se repite continuamente a través de su sección rítmica y los músicos entrando por la puerta principal a las labores de la guitarra entra en un bucle de enajenación mental durante los próximos 9 minutos que acaban finalizando en el éxtasis final que producen los sonidos al sintetizador.
Un regreso fiel a su debut al que se le puede catalogar como la continuación perfecta. Uno no está por encima del otro, lo que tenemos aquí es una banda leal a sus principios, capaz de mantener una velocidad de crucero totalmente estable por esta travesía espacial que nos trae su mejor hilo musical de compañía. Bienvenidos a bordo.
