Luego de leer el título de este documental, se hace inevitable no continuar tarareando “No Rain”, repitiendo una y otra vez en el reproductor la canción que sigue con “Is that my life is pretty plain. I like watching the puddles gather rain”.
Y sí, desde la sencillez que se produce uno de los temas más importantes de la carrera de la legendaria banda Blind Melon, es que esta sencillez permea a la generativa de este largometraje que tiene la cabeza y el corazón de Shannon Hoon.
Bajo la modalidad de lo que hoy conocemos como “vlogs”, es que se nutre el largometraje que comenzó únicamente como registros caseros de Hoon para la posteridad. Las grabaciones de las que está compuesto el documental, se construyen narrativamente como una carta audiovisual a una otredad, un espectador aleatorio, pero que a medida que avanza este documental, es posible transformarnos en parte activa del registro compartido por Hoon.
El juego comunicacional de la omnipresencia de las, les, los espectadores se transforma en un pacto de confianza en la intimidad entre Hoon y quienes nos hacemos parte de su vida a lo largo de casi dos horas. La fórmula utilizada como parte activa de la creación de una pieza audiovisual es la transgresión a las pautas del cine más comercial, logrando posicionar a este largometraje en uno de culto ya sea por la visión artística y proyectiva de Hoon en marcos del impacto simbólico de éste como aproximación a una película autobiográfica, que también muestra en plenitud el alma de Blind Melon.
Por medio de estos registros caseros en los que nos vinculamos -casi- afectivamente con Shannon, nos situamos epistemológicamente desde la comprensión de vida de nuestro protagonista, nos acercamos a sus intereses, su vida, su historia, sus dolores y -si es que eres de las, les, los que ven más allá de lo explícito y analizas todo desde una óptica psicosocial- te podrás dar cuenta de sus mayores miedos y temores; esos que públicamente Hoon nunca ha dicho en público, esos pesares que sólo se plasman en sus actos y en su perspectiva de ver la vida.
Es un completísimo documental anacrónico que es hecho por su mismo protagonista. Quien nos muestra su alma sin tapujos, nos hace parte de sus procesos creativos y su poca madurez. Nos hacemos parte de su evolución artística y rol musical, pero también somos testigos de que la fama, éxito y dinero pueden ser una bomba de tiempo si no se saben manejar; somos observadores directos de que la evolutiva en las afecciones psicológicas son un caldo de cultivo hacia una muerte temprana si es que no se tratan a tiempo.
Uno de los puntos más importantes de este documental, además de la asertividad en relato de Hoon, es la visibilización de las afecciones psicológicas como parte de la vida de las personas. Una de las reflexiones más profundas que queda para fanáticas/es/os de la banda alternativa, e incluso para los más melómanos/es/os, es que conceptualización de muertes por razones relativas a patologías psico-emocionales, no solo deben atribuirse únicamente al suicidio. Las conductas autodestructivas y/o autoflagelantes también tienen un impacto en la calidad de vida de las personas psicológicamente divergentes. Las muertes a causa de adicciones, o en este caso particular, muerte a causa de una sobredosis también responde a muertes relacionadas con psicopatologías no tratadas en su amplio espectro.
La construcción de vida que nos cuenta Shannon a través de sus registros es de una vida compleja, un joven que a corta edad debió lidiar con la compleja relación de sus padres y su posterior separación. Un adolescente que gran parte de su vida vivió para complacer a su familia, incluso sacrificando sus propios intereses.
A lo largo de All I Can Say, es posible reconstruir minuciosamente la historia de infancia por medio de los relatos que existen dentro del largometraje. Una vida sin mayores falencias, ni mucho menos necesidades. Sin embargo, el alcoholismo que existió dentro de su núcleo familiar se transformó en uno de esos fantasmas que no lo deja en paz. Es por esta razón que el alcoholismo fue una variable que contextualiza el modo de vida en el que creció y también permeó a la determinación su construcción como individuo. A razón de lo anterior, es que resulta importante comprender el modo en el que se desarrolló sin límites su personalidad agresiva, no siendo capaz de controlar impulsos, ni mucho menos la frustración.
El rápido ascenso de la banda, el talento de Hoon, la genialidad de todos sus integrantes, es que hacen de Blind Melon una de las bandas más icónicas de los 90’s. El innegable éxito, se debe a la potente acción creativa que deviene de la articulación sin límite de las mentes brillantes que construyen a la banda, causal que los llevó también a posicionarse como una de las bandas más icónicas de la escena. No obstante, el acceso a drogas determinó un punto de quiebre al interior de la banda.
Los interminables tratamientos por adicciones nunca culminados terminaron por cobrar la vida de Shannon Hoon. Es por esto que, a modo de síntesis, es plausible desprender la importancia del cuidado de la salud mental a todo nivel. Las responsabilidades personales y colectivas que provienen de estas psicopatologías deben ser comprendidas a nivel individual y por los núcleos de apoyo; comprendiendo las afecciones desde su esencia, sin críticas, sin romantizaciones; desde el amor, la comprensión y el más profundo compromiso hacia una potencial sanación.
Sin lugar a dudas que éste es uno de los documentales de culto que no debes dejar pasar, ya que a raíz de la imagen de la reconstrucción de la vida desde la episteme del mismísimo Shannon, es posible conocer la historia de un músico de aquellos que marcan vidas; pero que sin pensarlo, también nos enseña, visibiliza y nos permite tomar conciencia de la importancia de la salud mental y el control de las adicciones. Puedes disfrutar esta genialidad creativa en la décimo sexta edición del festival InEdit, donde podrás disfrutar de la música también por tus ojos.
