En el desbordante cosmos de la música contemporánea, hay artistas que logran traducir lo inexpresable en notas y paisajes sonoros. Mogwai, la banda escocesa que ha construido su carrera sobre la experimentación sonora y la atmósfera envolvente, ha logrado hacer justamente eso: expresar lo que no decían con palabras, como bien apunta Alex Kapranos en el documental “Mogwai: If the Stars Had a Sound“ (2024). Este filme dirigido por Antony Crook no solo es un retrato íntimo de la banda, sino una inmersión profunda en su proceso creativo, su evolución artística y, sobre todo, su conexión con la tierra que los vio nacer.
Gracias al Festival In-Edit en su versión chilena, vemos un filme dividido en capítulos que actúan como una reflexión del último álbum de la banda, “As the Love Continues“, el documental ofrece un enfoque casi escultórico de la música de Mogwai, abordando tanto su presente como su pasado. En sus primeras secciones, el documental se centra en el proceso detrás de sus últimas composiciones, donde la banda se enfrenta a la dualidad entre la introspección y la expansión de su sonido. La estructura de capítulos, cada uno con una esencia distinta, hace eco de la atmósfera de este trabajo más reciente: una constante transición entre la calma y la tormenta, el silencio y la explosión.
Cada uno de los miembros de la banda—Stuart Braithwaite, Dominic Aitchison, Martin Bulloch y Barry Burns—se ofrece como una pieza esencial dentro del engranaje, mostrando la importancia de la interacción y la construcción conjunta del sonido. En las entrevistas y reflexiones del documental, hay una presencia constante de la humildad y la dedicación que define a Mogwai: una banda que prefiere dejar que su música hable por sí misma, pero que, a través de este documental, nos invita a escuchar la historia detrás de esos ecos.
El tema recurrente de la luz y la sombra no es solo un recurso visual, sino una extensión natural de su música. En cada composición, en cada crescendo, en cada silencio, Mogwai crea un espacio donde la dualidad no es simplemente un contraste, sino una convivencia. El documental revela cómo, a lo largo de su carrera, la banda ha logrado dominar esta danza entre la quietud y la intensidad, en una manera que no solo define su estilo, sino también la compleja identidad de Escocia. Como país, Escocia es conocida por su naturaleza agreste, sus cielos inestables y su luz tan efímera como brutal. Es un paisaje que refleja la misma tensión presente en la música de Mogwai: de la belleza más pura a la brutalidad más pura. Las montañas y los valles, las lluvias interminables y los cielos despejados de la región parecen resonar en cada una de las notas que la banda produce.
Este enfoque visual en la naturaleza, casi como un personaje más dentro de la narrativa, es otra de las grandes fortalezas del documental. La cámara no solo capta a los miembros de la banda en el estudio, sino también sus interacciones con el mundo que los rodea. Hay tomas de los paisajes escoceses que parecen absorber la misma melancolía y nostalgia que impregnan las composiciones de Mogwai. Mogwai: If the Stars Had a Sound captura esta conexión inquebrantable entre la banda y el paisaje de su tierra, una relación que ha sido fundamental en la evolución de su música.
Uno de los aspectos más fascinantes del documental es la capacidad de Mogwai para generar un gran muro de sonido, una atmósfera sonora tan densa y envolvente que se convierte en una experiencia física. En los relatos de los miembros de la banda, se habla de cómo logran crear estos paisajes sonoros monumentales sin perder la delicadeza que caracteriza a sus melodías. Las guitarras pesadas, las secciones de percusión casi ceremoniales, las capas electrónicas que construyen tensión y finalmente liberan una energía incontrolable: todo esto se revela en detalle durante el documental. Es fascinante ver cómo cada miembro contribuye a la creación de ese muro sonoro, siempre en perfecta sincronía, con una destreza casi quirúrgica.
El documental también explora la relación de la banda con su público, mostrando cómo la música de Mogwai ha logrado conectar con diversas generaciones, más allá de los límites de los géneros y las etiquetas. En un momento particularmente emotivo, los miembros de la banda hablan sobre la importancia de crear música que no solo sea significativa para ellos, sino que también toque algo profundo en quienes la escuchan. La reverencia hacia su audiencia es palpable, pero también lo es la convicción de que su principal responsabilidad es con la música misma.
En cuanto a la estética, el documental maneja una paleta visual que complementa a la perfección la atmósfera de las composiciones de Mogwai: colores saturados y contrastantes, sombras profundas y luces tenues que evocan los momentos más oscuros y luminosos de la banda. La cámara, casi como una extensión de sus sonidos, nos invita a sumergirnos en la oscuridad de sus composiciones, mientras sus destellos de luz nos iluminan con una claridad fugaz. Es un juego constante de aparecer y desaparecer, de presencia y ausencia, tan característico de la música que Mogwai ha perfeccionado durante más de dos décadas.
En resumen, “Mogwai: If the Stars Had a Sound” no es solo un documental sobre una banda, es una reflexión sobre la música como una disciplina que transista entre la luz y la sombra, entre el silencio y el sonido, y que deja una huella imborrable en quienes lo escuchan. A través de sus sonidos, Mogwai no solo ha sido capaz de capturar la esencia de Escocia, sino de crear algo universalmente humano. Como dice Kapranos, lo que Mogwai logra con su música es algo que las palabras no pueden describir y este documental nos permite finalmente dilucidar su narrativa.
Si las estrellas tuvieran un sonido, ese sonido sería sin duda el de Mogwai: una constante exploración de lo insondable, de lo efímero y de lo que permanece tras el paso del tiempo.